LNC Cofrade: Ecce Homo

Hace 25 años se dispuso la llegada de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia a la Redención

Xuasús González
20/06/2020
 Actualizado a 20/06/2020
Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, en procesión por las calles de León. | MERCEDES BLANCO
Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, en procesión por las calles de León. | MERCEDES BLANCO
La Redención, la primera de las cofradías ‘nuevas’ –gestada en 1990–, sorprendía el Domingo de Ramos de 1993 sacando a la calle un Crucificado del siglo XVI, atribuido a Juan de Anchieta –junto a Nuestra Madre de la Divina Gracia, la primera de las tres que ha procesionado, obra de José Aurelio del Amo–, en lugar del Cristo del Desenclavo cedido por Minerva los dos primeros años.

La imagen –Nuestro Señor Jesús de la Redención–, considerada titular de la penitencial, procedía de la prisión de Nanclares de la Oca (Álava) y es propiedad de la hoy Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, con la que la cofradía estableció un convenio de colaboración el 3 de abril de 1995.

Dicho convenio no tardó en ser ampliado al suscribirse una addenda (sic) que autorizaba a la Redención «la exposición y desfile procesional» de otra imagen –un Ecce Homo– de la entidad gubernamental, que había recibido en su día culto en la iglesia de la extinta cárcel de mujeres de Alcalá de Henares (Madrid). El documento consultado está fechado el 22 de junio de 1995 –aunque la prensa retrasa unos meses la firma del acuerdo–, por lo que se cumplen veinticinco años desde que se dispuso la llegada de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, el tercero –y último– de los pasos en incorporarse al cortejo del Domingo de Ramos. Fue bendecido en las Carbajalas por el entonces consiliario de la Redención, el histórico Argimiro Alonso, en la tarde del Sábado de Pasión de 1996 –aún no se celebraba el besapié al Crucificado–, víspera de su primera procesión por las calles de León.

La imagen, obra del siglo XVII atribuida a Luisa Ignacia Roldán ‘La Roldana’, fue puesta al culto en la iglesia de San Marcos –en la capilla frente a la que ya ocupaba la Divina Gracia– el 27 de diciembre de 2015.

Y hace poco más de medio año –el 30 de noviembre de 2019–, la cofradía dio a conocer el proyecto de «peana corpórea» para la obra, encargada al imaginero sevillano Fernando Aguado. Se trata, siguiendo el mismo estilo, de completar la imagen –las piernas y la continuación de la clámide–, sustituyendo el candelero metálico sobre el que se encuentra el busto y manteniendo una mínima línea de separación que distinga claramente la obra original del añadido. El trabajo estará finalizado, según nos ha confirmado el propio escultor, de cara a la Semana Santa de 2022.
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