LNC Cofrade: Capirotes

Una presencia continuada que alcanza ya los 75 años en León

Carlos García Rioja
30/04/2022
 Actualizado a 30/04/2022
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La Semana Santa de 1947 –de la que acaban de cumplirse tres cuartos de siglo– marcó un antes y un después en no pocos aspectos, siendo la aparición del capirote uno de los más llamativos. Hasta cuatro diferentes pudieron verse entonces, tres de ellos por primera vez...

Aunque este elemento tan característico se utiliza en muchos lugares desde hace varios siglos, en León no ha llegado a contar siquiera uno, pues debemos remontarnos a 1928 para encontrar los primeros. Fue el entonces abad de Jesús, Enrique Salgado, quien pretendió sustituir el tradicional capillo bajo, propuesta que dividió a la junta general de hermanos, adoptándose la salomónica decisión de que solo lo utilizaran los participantes en la nueva procesión de la Oración en el Huerto que aquel Jueves Santo saldría a la calle. Por razones desconocidas, ni el capirote –morado, por cierto– ni aquel cortejo vieron más la luz.

Tres lustros después sucedió algo similar que, aunque no resultó en todo, sí lo fue en parte. Nos referimos a la modificación del hábito de Angustias, propuesta por José Pinto Maestro en el otoño de 1943 y consistente en capirote negro con el emblema de la cofradía en el ‘babero’. La prueba realizada por el también seise, Cándido Alonso, fue aceptada si bien –suponemos que por el coste del cambio– quedó relegada a la junta de gobierno, comenzando a utilizarse, con toda probabilidad, al año siguiente.

Llegado 1947, la tercera de las cofradías históricas, Minerva, acuerda un cambio en el hábito de su junta que da continuidad al estreno –en 1945– de capa blanca, si bien entonces se vistió sola, con traje y corbata y a cara descubierta. Así pues, a la capa, ya con túnica negra, se le añade el conocido capirote morado, a juego con las bocamangas. Pero no será esa la única novedad en las indumentarias aquella Semana Santa de 1947. Así, en la procesión del Silencio pudieron verse –aunque de forma testimonial– los primeros papones de túnica morada y capirote blanco, dando alas a la primitiva idea de una nueva cofradía que aún tardaría casi medio siglo en fraguar. Novel era también Santa Marta, que salió aquel año por primera vez, en la procesión del Santo Entierro detrás de la Piedad, con una comitiva que –entonces sí– generalizaba el capirote para todos los hermanos, un ejemplo que seguirían muchas otras penitenciales que estaban por venir.

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