LNC Cofrade: Alegría

Angustias celebró su festividad, en la que Miguel Ángel Gil tomó posesión como abad

Xuasús González
26/05/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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El pasado domingo, 20 de mayo, la Cofradía de Angustias celebraba, además de Pentecostés, su festividad anual: la Virgen de la Alegría, declarada este año manifestación de Interés Turístico Provincial; una fiesta prologada por las ‘vísperas’, una jornada de convivencia celebrada el día anterior en el jardín de San Francisco.

El domingo arrancó la jornada, como es costumbre, con la procesión de la Virgen de la Alegría, que salió de Santa Nonia a las 11:00 horas y recorrió las calles del entorno –hasta hace unos años, solamente lo hacía por las inmediaciones del templo– en una mañana soleada: Santa Nonia, Independencia, Santo Domingo, San Marcelo, Teatro, Rúa –petalada incluida desde La Taberna–, Concepcionistas, Herreros –al llegar a la parroquia del Mercado, a la que pertenece la penitencial, el paso hizo una reverencia–, Hospicio y San Francisco.

Abrían el cortejo la cruz alzada y los ciriales de Santa Nonia y, a continuación, monaguillos con incensario y naveta, guion y pendoneta de la cofradía. Dulzaineros, junta de seises y exabades precedían al paso de la Virgen de la Alegría –con su característico sonido de campanillas– a hombros de medio centenar de braceros, y dirigido por Pablo C. San José González, el último en ingresar en la junta de seises, siguiendo la costumbre. Tras la imagen se situaban cuatro manolas con mantilla blanca; y, a continuación, la presidencia –el consiliario, Manuel Fláker, ‘escoltado’ por abad y secretario de las dos penitenciales con sede en Santa Nonia– y la banda de cornetas y tambores de Angustias, cerrando el cortejo las representaciones.

Minutos antes de las 12:30 horas llegaba la imagen a Santa Nonia –en donde ya se escuchaba el canto de los pájaros– para la eucaristía, a la que puso música el coro Capella Lauda, y en cuya homilía destacó Fláker la importancia de ese ‘gran desconocido’ que es el Espíritu Santo.

Tras ella, Miguel Ángel Gil Álvarez (León, 1959), bracero de La Soledad y hasta ahora seise de la Virgen de las Lágrimas –antes lo fue de Los Atributos–, tomó posesión de su cargo como abad de Angustias para el bienio 2018-2020, sucediendo a Mario Lescún Álvarez. La eucaristía finalizó con el canto de La Salve y, ya en la junta general celebrada en el templo, el nuevo abad anunció que su mandato trataría de seguir una línea continuista.

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