El envejecimiento y la reducción de la natalidad, con la consiguiente caída de la reposición, son los factores que lastran actualmente las estadísticas de la provincia. El análisis de las cohortes año a año apunta a un agravamiento de la situación, puesto que hay que irse a hasta el grupo de 90 años (2.508) para empatar con los de 1 año (2.326). El grupo más numeroso es el de 57 años (7.676) y las cifras van descendiendo año a año hasta los nacidos en el ejercicio en estudio. Desde el primer registro disponible, en 1971, la provincia ha perdido unos 110.000 habitantes, y el ritmo actual es de unos 3.000 al año.
El crecimiento vegetativo negativo (nacimientos menos muertes) lastran la estadística, que logra revertir la llegada de población procedente de otras provincias de España o del extranjero. De hecho, tanto el saldo exterior (670) como el interior (390) arrojan números positivos, en la misma tendencia que la mayor parte de las provincias de la comunidad, que también se ven perjudicadas por el desfase del crecimiento vegetativo.
Castilla y León pierde
A nivel autonómico, Castilla y León llegó al 1 de enero de 2022, con una población residente de 2.376.739 habitantes, lo que supone un descenso del 0,42 por ciento respecto al año anterior, el sexto mayor retroceso entre las autonomías españolas. Durante el año 2021 la población creció en diez comunidades autónomas y se redujo en las siete restantes. Los mayores incrementos en términos relativos se registraron en Región de Murcia (0,63 por ciento), Comunidad Valenciana (0,50 por ciento) y Canarias (0,36 por ciento). En el otro extremo, los descensos de población más acusados se dieron en Aragón (–1,24 por ciento), Principado de Asturias (–0,66 por ciento), Extremadura (–0,44 por ciento) y Castilla y León.