01/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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La liga de fútbol de España es la mejor del mundo. Entre otras razones porque alberga a dos de los equipos más famosos del planeta. Real Madrid y Barcelona tienen seguidores entusiastas, duchos en datos y emociones, en todos los países. Hay forofos azulgranas y blancos en las sabanas africanas, en las costas de California o en las modernas urbes chinas, esos lugares vertiginosos, llenos de rascacielos y de gentes que trabajan hasta la extenuación. El fútbol es la gran diversión del mundo, y en España tenemos el mejor juguete de la gama.

Y si la primera división española es seguida en todas partes, la segunda empieza a ser famosa. Y suceden hechos insólitos, como que el Mirandés, por ejemplo, tenga aficionados en Mongolia. O la Ponferradina en la remotísima península de Kanchatka. Ya no hay distancias, la televisión y el internet lo ponen todo muy cerca, y Yuri es célebre en las islas Célebes, y también en el Yucatán. O en el reseco Chad, cuya capital antaño se llamaba Fort Lamy, cuando los niños estudiaban geografía universal en el bachillerato. Un tiempo que ahora emplean los niños de Logroño en conocer las comarcas de la Rioja.

Y por eso ha venido Leilei Gao a la Ponferradina. Con sus 39 años, con su fama balompédica oriental, y con su insólita llegada al club, al que pagan por haberle fichado. Leilei Gao es un símbolo de los nuevos tiempos. Un banderín de enganche para la Ponferradina en el gigantesco país chino. Un reclamo para los campesinos de Hunan, para los jóvenes de Wuhan, para los oficinistas del Sinkiang. En tan distantes territorios verán a la Deportiva. Y la verán en los televisores de los hoteles del Tíbet o en los ultramodernos bares de Hong Kong. Todo esto hace años sería como un cuento de Borges, aunque a Borges no le gustaba el fútbol. Pero ahora es algo normal, y cada vez lo será más. Por eso es bueno que en ese deporte que tanto gusta, en esa pequeña guerra que dos ejércitos entablan en un rectángulo verde, el Bierzo tenga un sitio. Un protagonismo. Pequeño, pero importante. Que nos pone en el mapa del mundo, aunque, en general, los nuevos y exóticos seguidores blanquiazules no se molesten en mirar el Google Earth. Pero tal vez poco a poco tengan curiosidad por la ciudad y la comarca donde juega ese club occidental al que, por caprichoso azar, han decidido apoyar desde su alejamiento. Cualquier día abren una peña de la Deportiva en Kabul o en Kampala. Los del Toralín son la gran empresa sentimental del Bierzo de hoy.
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