Le dicen collage

27/11/2019
 Actualizado a 27/11/2019
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Cuando la madre de la artista llegó a la galería donde iba a exponer se quedó un poco desconcertada. No había paisajes, al menos como ella los imaginaba, ni bodegones, ni retratos... Sobre el lienzo encontró trozos de arcilla, recortes de periódico, fotos rotas, flecos del echarpe, y se quedó mirando extrañada. No sabía qué decir pero aquella gente hablaba muy bien de su niña artista, que apareció sonriente y le dijo: «Es un collage, mamá, es el mundo revuelto, como el que vivimos».

Si era de su niña, era bello. Y regresó feliz, hablaba con las vecinas y les explicaba que los cuadros ya no eran como los de la Enciclopedia de Álvarez, ni como los calendarios de Explosivos Río Tinto, que pintaban a la mujer morena como Julio Romero de Torres. «Ahora le dicen collage», contaba con tanta convicción que todas las vecinas lo entendieron.

Y tal vez hasta lo practiquen. Busca otra explicación que no sea el collage para el rincón de la foto, en el que conviven apagados la chimenea y el radiador bajo la foto del ferroviario que transportaba carbón para ser la tercera pata del calor.

O tal vez trata de hacer realidad esa historia que nos contaron de que las viejas chimeneas se podían empalmar al radiador, pero me temo que será un collagemás complicado que poner uno al lado del otro.
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