Las últimas tormentas alertan sobre la necesidad urgente de mallas antigranizo

Aunque los frutales bercianos consiguieron sortear los daños provocados por el último aguacero y la piedra, la profesionalización del sector pasa por incluir esos sistemas

Mar Iglesias
10/07/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Imagen de la última tormenta que hizo que Protección Civil pusiera la alerta amarilla sobre la comarca . | ICAL
Imagen de la última tormenta que hizo que Protección Civil pusiera la alerta amarilla sobre la comarca . | ICAL
La alerta amarilla de Protección Civil estaba puesta antes de que el lunes por la tarde el cielo reventara en una tormenta veraniega por segunda vez en las últimas semanas en la comarca berciana, dejando problemas con la caída de ramas en algunas de las carreteras del Bierzo o incluso más graves, como el fuego declarado enBerlanga, muy complejo y en el que se emplearon tres agentes medioambientales, el helicóptero antiincendios de la base de Cueto, una patrulla helitransportada, una autobomba y una cuadrilla de tierra para sofocarlo.

Una tormenta acompañada de granizo que hizo temblar a los agricultores del Bierzo, que enfocaban su mirada a los manzanos y perales. Las zonas de producción de las marcas de garantía finalmente consiguieron esquivar el aguacero y la piedra y, al parecer, según las primeras estimaciones del técnico de las marcas de garantía, Pablo Linares, no se han producido daños «parece que hemos librado, pero no lo sabemos al100% porque las tormentas suelen ser muy localizadas.

Las mallas antiheladas suponen costes entres los 20.000 y 30.000 euros por hectárea en producciónSe dieron en la zona de Priaranza, en Molinaseca y Los Barrios pero no en Dehesas, Camponaraya, Carracedelo, que es donde nosotros tenemos la producción». Tampoco la anterior tormenta les había afectado y eso hace que sigan cruzando los dedos para mantener la producción después de dos campañas que reconoce que no han sido buenas.

Pero las tormentas sí vuelven a sacar a la luz la necesidad perentoria que los agricultores bercianos llevan años reclamando y que evitaría que se echaran a temblar con cada previsión de granizo o de helada. Son las mallas contra estos sucesos, que ya están instaladas en otras zonas en las que viven de la agroalimentación, pero no en el Bierzo, pese a que esté despuntando para sumarse a esa intención «son sistemas que es muy difícil que no funcionen», dice Linares. «Es ineludible ponerlas si queremos tener una fruticultura profesional en la comarca y no estar siempre pendientes del tiempo».

Pero reconoce que el hándicap para su instalación está en el coste al que se tienen que enfrentar los agricultores para colocarlas. Según los cálculos de Linares, una malla de protección puede estar entre los 20.000 o 30.000 euros por hectárea, una inversión que llega, además, en un momento en el que los agricultores han tenido que hacer frente a dos campañas malas en las que las cuentas no salen. Por eso considera que son las administraciones las que deben apoyar al sector, como dicen hacerlo con otros proyectos como el Bierzo Hub «y estas medidas son realmente efectivas», advierte «tienen que tratar de apoyarnos».

Sería el paso adelante de una agricultura de calidad berciana que está ocupando el terreno que deja la minería y reconvirtiendo en verde el espacio comarcal, pero que se desanima al mirar al cielo, tan impredecible.

Los aguaceros también dejan otra alarma, la de las plagas. Reconoce Linares que las altas temperaturas de verano sumadas a la humedad «son el cóctel perfecto para las bacterias». En los frutales lo que se teme es el fuego bacteriano, mientras que en las vides es el mildiu el más temido. De todos modos, Linares asegura que los profesionales comarcales están muy habituados a estos peligros y saben cómo tratar sus producciones para esquivarlos, por lo que han conseguido rebajar su condición de gran problema.
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