Las facturas del comedor social se disparan: Asleca teme un invierno "difícil"

Pagan "tres veces más" de luz y calculan que pasará lo mismo con la calefacción mientras cuadran cuentas para mantener el servicio

C. Centeno
07/11/2022
 Actualizado a 07/11/2022
El comedor social abre todos los días y atiende a unas cien personas. | M. PEÑA
El comedor social abre todos los días y atiende a unas cien personas. | M. PEÑA
La fuerte inflación que está afectando al país, sobre todo desde que comenzara la guerra de Ucrania, castiga también a las entidades sociales que se dedican a atender a las personas más necesitadas.

Cada vez es más difícil cuadrar las cuentas para continuar dando los servicios, mientras las facturas suben, los usuarios también y las donaciones, especialmente las que provienen de familias particulares, bajan ante el miedo a que la situación empeore en los próximos meses.

Una de las entidades de la provinciaen la que ven el futuro «muy oscuro» es la Asociación Leonesa de Caridad (Asleca), que gestiona el comedor social situado en la plaza Puerta Obispo. Allí dan cada día unos 50 desayunos, alrededor de un centenar de comidas en dos turnos y 80 cenas. De cara al invierno, el número de usuarios se incrementará como sucede cada año. Son personas en riesgo de exclusión social, muchas sin hogar, que por un euro al día se alimentan y acceden a los servicios de higiene de las instalaciones (duchas, lavandería y ropero).

Con 116 años de historia, han pasado «por dos guerras mundial, una durísima Guerra Civil o varias crisis que hemos ido superando», recuerda Félix Llorente, presidente de Asleca, pero la situación actual es «muy complicada», reconoce. Para mantener el servicio, en los últimos meses están pagando «tres veces más» de luz, más de 2.000 euros cada mes. También esperan con temor la llegada de las primeras facturas de calefacción, «porque nos va a ocurrir lo mismo», lamenta. Además, el gasto destinado a la compra de carne o pescado «ha subido muchísimo».

«Nos salva», celebra, el trabajo desinteresado de los alrededor de 80 voluntarios con los que cuentan y la labor de las Hijas de la Caridad. Reciben buena parte de los productos que utilizan para sus menús del Banco de Alimentos, cuentan con una asignación del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega) y tienen apoyo de las administraciones, aunque apenas cubre un 30 por ciento del gasto total.

Otra parte fundamental para Asleca son las donaciones. Afortunadamente, las empresas y comercios «no nos fallan» y siguen llegando de ellas productos como queso, patatas, pan, leche... Sí que están notando menos donaciones de particulares, que ven con temor el precio que está alcanzando la cesta de la compra y prefieren ser precavidos ante lo que está por venir.

La Asociación Leonesa de Caridad reunirá a su junta directiva próximamente para abordar medidas que alivien esta «difícil» situación por la que atraviesan, y las previsiones no son halagüeñas para los próximos meses. Una de las posibilidades pasa por que los usuarios paguen en función de su situación personal, en lugar de que el precio sea el mismo para todos. «Siempre hemos sido reacios a pedir nada a los que no tienen», asegura.

«Estamos alerta y asustados», lamenta insistiendo en el futuro «negro» que está por delante. No obstante, «el servicio vamos a darlo hasta el final», la mayor «fatalidad» sería cortar una ayuda que es sustento para «los más pobres».
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