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La Virgen del Mercado, Patrona Popular de León

16/03/2019
 Actualizado a 15/09/2019
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El complejo y delicado expediente ya está en marcha por parte de la parroquia, aunque todavía llevará unos meses su resolución. Las cosas de palacio van despacio. Y nada mejor que aplicar el aserto porque la propuesta por la que se solicita que la Virgen del Mercado, antigua del Camino, sea nombrada –o coronada– como Patrona Popular de la ciudad de León, deberá ser resuelta por la Diócesis. El obispo, Julián López, juega aquí un papel fundamental y especialísimo para alcanzar el objetivo.

Si el informe y demás documentos consustanciales que aporte el encargado eclesial del significado templo leonés, el sacerdote Manuel Flaker Labanda, se consideraran suficientes y argumentados por parte del Obispado, la acreditación sería un hecho. El título, con toda la carga emotiva que conlleva, vendría a reconocer un patronazgo no oficial –San Marcelo es el patrono de la ciudad, mientras que San Froilán lo es de la Diócesis– pero sí legal por lo que representa en los anales de la capital leonesa la querida advocación y lo que de ella trasciende.

En este sentido, el Viernes de Dolores y la imagen de la Virgen del Mercado son algo indisoluble. Desde épocas inmemoriales –el cliché de su alumbramiento se pierde en el sueño de los tiempos– la fecha y cuanto representa forma parte de la toponimia leonesa. Llegada la más que notoria conmemoración católica, la jornada, con un predicamento especial e íntimo, revoluciona las calles de la ciudad –las agita, por mejor expresarlo– tanto por lo que nuclea en sí misma, como por considerarla en el mundo de las cofradías la protagonista del pórtico o capítulo inicial de la Semana Santa.

Esta última afirmación, innumerables veces difundida, es un testimonio tan erróneo como inexacto en su génesis, y sin embargo tan repetido hasta la saciedad por todos. Absolutamente por todos. No obstante, el que fuera párroco de la feligresía, Enrique García Centeno, lo corregía siempre que se invocaba esta incardinación interesada. En consecuencia, la Virgen del Mercado –la gran protagonista del Viernes de Dolores– asume, por su dimensión y cadencia al margen de las manifestaciones penitenciales, el liderazgo ciudadano y el espejo sentimental de muchas gentes de León. Devotas y devotos que, arracimados, se agolpan cada año en torno a su figura, a su aroma y a su mensaje. A su representación iconográfica y sagrada, alejada de emblemas y bordados.

Se mire como se quiera y en honor a la verdad, la ‘Morenica’ nunca ha sido cosa de papones. No tiene nada que ver ni con túnicas ni con capillos. Es otra cosa. La ‘Dama de las Tristezas’, desde sus varias veces centenario templo –la construcción de la iglesia se data en el siglo XI– es un símbolo de toda la ciudad sin distinguir tonalidades. Ese es su origen y la esencia común que le sustenta. Su procesión, con inequívoco tinte parroquial y ajena a estatutos o reglamentos, equivale a una manifestación piadosa del pueblo y para el pueblo. Eso sí, asume el dolor que, ocho días después, será el eje de la tragedia cristiana del Viernes Santo.

Conviene hacer hincapié en que la Virgen del Mercado siempre ha sido, de forma inexplicable, la gran olvidada. La marginada en cuanto a oficialidades. Erigida en pleno Camino de Santiago –también conocido como Camino Francés–, los peregrinos se encuentran con la imagen una vez superada la calle de Puerta Moneda, en intramuros de la ciudad. Atrás habrán dejado la judería de Puente Castro y los límites administrativos del barrio de Santa Ana y su iglesia, también con una rica crónica establecida a partir del siglo XII.

Sin embargo, el protagonismo en todos los órdenes y matices se lo ha llevado por norma la Virgen del Camino, advocación muy posterior a la del Mercado y matriculada en el municipio de Valverde de la Virgen, entidad que se registra a escasos seis kilómetros de la capital. Su coronación como patrona de la Región Leonesa (León, Zamora y Salamanca) se llevaría a cabo el 19 de octubre de 1930, con la asistencia explícita de la Casa Real en la figura del infante don Jaime, segundo hijo del rey Alfonso XIII y de la reina Victoria Eugenia. El propio Ayuntamiento de León, con el alcalde José Eguiagaray Pallarés a la cabeza, había respaldado la iniciativa. Ocho años después, el 9 de mayo de 1938, de nuevo el Consistorio leonés –presidido esta vez por Fernando González Regueral– da un paso más y le nombra primera regidora honoraria de la ciudad. Mientras, la Virgen del Mercado y antigua del Camino continuaba, silente, en su humilde aposento de la calle Herreros. No se reparaba en ella.

Tanto han sido los ‘desaires’ sufridos por la venerada representación mariana, que, incluso, la Junta Mayor de Procesiones de la Semana Santa de León desechó que en su templo se celebrara con carácter de continuidad la tradicional misa de acción de gracias, que tiene lugar el domingo siguiente al de Resurrección o de Pascua. Sólo se llegó a oficiar una eucaristía a propuesta del por entonces vicepresidente ejecutivo de la asociación cofrade, Jesús Fernández. Punto final. Y es curioso que teniendo en la ciudad a la ‘patrona popular’, se acuda a la basílica menor de la Virgen del Camino, regentada por la orden de predicadores de Santo Domingo.

Y otro dato. Una réplica de la Virgen del Mercado pudo tener acomodo en la Catedral de León por encargo de la llamada Archicofradía de la Virgen del Camino, congregación femenina que lo dejó en manos del escultor cántabro Víctor de los Ríos a principios de 1957. Por causas que se desconocen, De los Ríos, al final, talló la copia de la del Camino –que se recoge en la capilla del mismo nombre en la Seo leonesa–, sin que exista constancia de la razón del modificado. Tampoco aquí se consideró oportuno homenajear a la ‘Morenica’.

Por consiguiente, es una buena noticia que el rector de la iglesia del Mercado, Flaker Labanda, vecino de la barriada desde su niñez, haya puesto en marcha una aspiración muy demandada por cientos de leoneses, que siempre han mirado a esta Virgen como algo propio e intransferible. La benevolencia del Obispado para concederla el título de Patrona Popular de la ciudad de León es casi obligada. Haría justicia después de tantos años de estar «sola y pequeña y triste», que escribiera Victoriano Crémer en su época de residente del barrio.
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