05/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Probablemente León no quiera que pase, pero desde hace demasiado tiempo ya, la provincia se ha instalado en un continuo protagonismo nacional e incluso internacional por causas que de positivas tienen poco. Y el esperpento de las elecciones municipales, donde los problemas tecnológicos de todo el país se sumaron a los fallos en el recuento, ha hecho que León sea ejemplo de lo que puede cambiar un ayuntamiento días después de los comicios. A todo esto le podemos añadirlas imágenes de celebraciones de algunos candidatos, que las hay, así como de ‘ajustes de cuentas’ sin motivo que se han quedado en tristes comentarios que ofenden más a los emisores que a los supuestos receptores. Y todo por unos votos.

La cuestión es saber qué va a pasar ahora, cómo se va a desarrollar un mandato en el que el Ayuntamiento de la capital volverá a estar pendiente de apoyos y vaivenes, al igual que en la Junta de Castilla y León, donde quizá el poder cambie drásticamente o siga siendo ese bastión (y cada vez menos granero) popular del que tanto presume el partido de Alfonso Fernández Mañueco, que está viendo cómo desde que él es candidato, el PP ha ido perdiendo drásticamente el fuelle de antaño, tanto en Salamanca capital como ahora en la comunidad.

Mientras, en cada pueblo, en cada ayuntamiento, se especula con posibles pactos y se mira a Valladolid y a Madrid para ver qué hacen sus jefes, no sea que se salgan de la vereda...
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