La última de Lucía Martínez (IV)

La propuesta de este martes en nuestro Retablo de Fotógrafos leoneses

Lucía Martínez
04/08/2020
 Actualizado a 04/08/2020
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La cestina

La puerta nunca se cierra en el pueblo, aunque solo sea el musgo el que pida entrar a la cuadra que sigue pintando la paja de rubio, manejando, como puede, el olvido obligado. No del todo. La cestina, abrazada por un jersey de arañas, se defiende del final haciéndose fuerte entre la cerradura y la escalera de piedra. Y yo sigo su trenzado, recordando a mi madre entre cintas de colores que parirían otro cortijo de las cosas. Nudo, mimbre, vuelta, asa. Y cesta viva, ayuda del huerto, de la casa, apoyo de labranza, tradición del pan nuestro de cada día reconvertida ahora en el vestido del que se bendice en la festividad de Las Candelas. Como el traje del domingo para ir a misa, la cestina se ha quedado en recuerdo nostálgico. Siempre me ha gustado su hechura valiente y fornida, siempre servicial. Perseguí su textura desde las manos de un vecino que se afanaba en dar forma a la madera flexible. Sabía que miraba el estertor de un oficio y quise ayudarle, igual que vi hacerlo a las ‘viortas’ del ‘salgueiro’ en casa, a perpetuarse desde mis dedos. La cestina ahora sigue camino conmigo, impidiendo dar portazo a lo que fue.
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