La última de Lucía Martínez (III)

Marruecos (III)

Y sin salir del desierto, cuando Marruecos se manifiesta desnudo y yermo, aparece la vida. Solo la arena para moldearla en nuestro viaje fotográfico. Eso y algún palo que obliga a preguntarse dónde está la raíz del árbol. Pero, de nuevo, la vida en África se hace a la ausencia. En medio del camino sin sombra, una madre hace pan en un horno de leña, una escena que parece haber caído de algún sitio en medio de la arena inerte. Bajo un pequeño cuadrado de madera realizado casi al antojo de la propia materia, la madre espera a que el calor del fuego y la harina se matrimonien en un Khobz (pan redondo marroquí) lozano, que será protagonista de su sustento varios días. Ella está centrada en la espera, se nota en su pose quieta sobre un escueto cojín que está hecha para esperar algo lento. A su lado, el hijo la acompaña en silencio y ambos me miran. Él con la normalidad de quien pasa. Ella, con la desconfianza de quien llega. Las dos miradas llenan el vacío de ese espacio de dunas y dan sentido al objetivo.