La subida de los costes de producción asfixian al sector del vacuno de leche

Sube el precio de la luz, de los carburantes, de los piensos... Todo sube menos lo que el ganadero percibe por cada litro de leche que producen

T. Giganto
11/11/2021
 Actualizado a 11/11/2021
Baldu es ganadero de vacuno de leche en Villarrabines, y así lleva toda la vida capeando diferentes crisis del sector aunque "como esta ninguna". | MAURICIO PEÑA
Baldu es ganadero de vacuno de leche en Villarrabines, y así lleva toda la vida capeando diferentes crisis del sector aunque "como esta ninguna". | MAURICIO PEÑA
Los ganaderos de vacuno de leche están hechos de otra pasta. De siempre han sabido sobreponerse a los vaivenes del mercado y de las administraciones con un afán de supervivencia y de sacrificio impensable para otros sectores. Bien es cierto que hay quienes no han podido seguir el camino y han tenido que cerrar sus explotaciones, o bien por la falta de relevo generacional, o bien por la escasa rentabilidad. Y es que si las cuentas no salen, no salen. Y ahora mismo los números no cuadran de manera alguna. La escalada de los costes de producción y la irrisoria subida del precio que el ganadero percibe por la leche que produce, si tiene la suerte de haber tenido alguna mejora en sus contratos con la industria en los últimos meses, ponen actualmente en jaque la pervivencia del sector. Por el momento no saben hasta dónde va a llegar la escalada de precios que está experimentando el cereal o la energía, pero lo que sí tienen claro es que la situación ya es «dramática» y que de no subir el precio de la leche, el panorama actual abocará a muchos ganaderos a tener que echar el cierre. «Esta es la peor crisis por la que ha atravesado el sector», asegura José Máximo Diez, ganadero de Santibáñez del Porma. Y en el mismo sentido se pronuncia, al sur de la provincia de León, Balduino Fernández. «O la distribución sube el precio o esto se acaba, pero se acaba de verdad, ¿eh?», afirma a las puertas de la cuadra a la que ha dedicado toda su vida en la localidad de Villarrabines.

Los ganaderos denuncian que ahora mismo están produciendo a pérdidas    Ambos coinciden en que el eslabón más fuerte de la cadena es la distribución, que el ganadero es el más débil y en idénticas palabras aseguran que sí, que «ahora mismo estamos produciendo a pérdidas». Son conscientes de que el problema no es nuevo, pues llevan meses arrastrándolo pero sí se ha visto acrecentado ahora por la coyuntura que hace que esta sea la ‘tormenta perfecta’: «El precio de la leche ha subido muy poco o casi nada, algunas industrias lo han subido entorno a un céntimo o dos, y el coste de producción está totalmente disparado. Tenemos por un lado la energía, tanto el gasóleo como la electricidad, que se han multiplicado por dos o por tres.  Y después los cereales, que están subiendo mes tras meses y se prevé que pueda incluso a haber escasez. Los plásticos han subido, los productos químicos, el transporte...». Así lo explica José Máximo que calcula que solo en la alimentación animal los costes se han incrementado entre un 20 y un 25%.

Calculan que el gasto en alimentación de las vacas ha subido entre un 20 y un 25%«El precio de los cereales igual es el que tiene que ser, no digo yo que no. Pero el problema es que si el que tiene que consume esos cereales no sube el precio del producto que vende, hay un grave problema», expresa Balduino. Por eso mira a la distribución como el agente de la cadena responsable de solventar la situación actual. «Si quieren seguir con un producto nacional y de calidad o suben el precio o esto se acaba», denuncia.

Lo cierto es que la escalada de los costes de producción puede derivar en una disminución de la producción que afectaría en último término al consumidor, tanto en precio como en cantidad, y también en calidad si hay que recurrir a más leche aún del exterior para consumo en España. Además, la amenaza de la posible falta de materias primas agrícolas en algunos territorios, especialmente cereales para la alimentación de la ganadería no ayuda a la situación actual. Desde las organizaciones agrarias ya han coordinado las primeras protestas ante la situación del sector del vacuno de leche y este martes se concentraron en Zamora frente a las puertas de la empresa láctea Lactalis.

Los convocantes, que fueron UPA, Coag y Asaja, acusan a las empresas de bloquear una subida del precio de la leche en origen mientras que el ganadero se va poco a poco asfixiando. «Ahora mismo para no perder dinero nos tenían que estar pagando la leche a 40 céntimos el litro y nos la están pagando sobre unos 33 o 34», explica Balduino. Esto supone que en cada litro de leche que producen pierden una media de unos seis céntimos, una cuenta negativa que a muchos les está suponiendo un lastre diario que se traduce en la insostenibilidad económica del negocio.

Pero en caso de tener que abandonar la actividad, «para el ganadero no es fácil reciclarse», reconoce José Máximo. Ni tampoco recuperar posteriormente los espacios en los que tanto dinero han invertido para hacer más productivas y eficientes sus explotaciones: «Los ganaderos están endeudados hasta lo que no está escrito.  Y estos negocios no tienen marcha atrás. Esto se cierra hoy y no se vuelve a abrir más en la vida ya. Cualquier negocio de estos que se para no vuelve a arrancar, no son como una tienda que la llenas y a funcionar. Esto no», dice Baldu con un toque de desánimo en su discurso por toda la situación que atraviesa el sector y que afecta por igual a ganaderos grandes, medianos y pequeños. «Esto está muy mal, de verdad, es la ruina de muchos y también una pena, desde luego», asegura.

"Muchos van a tener que cerrar, es la ruina"«Llevo toda la vida en esto», dice Balduino Fernández, ganadero de Villarrabines. Todos le conocen como Baldu y es además el presidente de la Cooperativa Vega Esla, asentada en Toral de los Guzmanes. Junto a él en la explotación están su mujer y su hijo, además de un trabajador. Cuentan con 80 vacas de ordeño y con unas 160 cabezas de ganado. Además lleva unas 70 hectáreas de campo con las que abastece la alimentación de sus animales. «Es gracias a eso a lo que vamos sobreviviendo pero es que si yo vendiera mis productos agrícolas estaría ganando más dinero y de esta manera estoy trabajando y perdiendo», denuncia. De no cambiar la situación se ha propuesto que en un año tendrá que tomar un decisión. «Aquí se está satisfecho cuando se gana dinero pero si se pierde igual es que estamos haciendo aquí el tonto y hay que dedicarse a otra cosa», asegura Baldu convencido de que «la situación es más grave de lo que parece y la prueba es que la gente no es que se vaya a marchar es que ya se está yendo».«La gente coge un poco de agricultura y vive mejor, hombre. Esto son los 365 días del año y los bisiestos, 366. Por la mañana y por la tarde. Ordeño la misma vaca dos veces al día. Todas. Imagínate. Y ni vacaciones ni nada. Yo no me quejo, pero evidentemente quiero tener cierta calidad de vida y si pierdo dinero por hacer esto ya me empiezo a llamar tonto a mí mismo», dice Baldu junto a un montón de pienso para sus novillas, un producto que se ha convertido en un quebradero de cabeza para los ganaderos. «Hasta ahora se ha contenido el precio algo a través de la Cooperativa pero ahora con la nueva campaña de maíz y los precios que tiene pues subirá el pienso y no digo yo que no tenga que subir, que al agricultor también hay que pagarle bien porque a él también le afecta la subida general de los costes de producción, pero hay que hacer algo con la leche», asegura. «Empezamos por el final y la distribución es una mafia, después la industria quiere su margen. ¿Y nosotros? Nos tenemos que aguantar, ¿no? Pues no se puede», concluye. "Cuesta más un litro de agua que uno de leche"


José Máximo Díez es ganadero en una explotación de vacuno de leche en Santibáñez del Porma. Allí cuenta con una cabaña ganadera de 750 cabezas de ganado de las cuales 400 son de ordeño. Además, complementa esta actividad con el cultivo de 40 hectáreas de tierra  con las que cubre aproximadamente el 10% del forraje y el cereal que consumen sus animales. Primero fue su padre quien comenzó con la explotación y después fue su hermano con el que él se incorporó a la actividad a principios de los 90 del siglo pasado. Son ya casi 30 años trabajando en el sector del vacuno de leche y asegura haber vivido varias crisis pero ninguna como esta. «Es la peor», lamenta consciente de que para muchos la situación es «dramática». Pero José Máximo se muestra optimista y es consciente de que en algún momento tiene que mejorar. «O bien la distribución sube el precio de la leche, o bien tendrán que bajar los de los cereales porque esto es insostenible», mantiene Diez que ve insuficiente que al ganadero se le paguen entre 33 y 34 céntimos el litro de leche. «Hay distribuidores que se han comprometido a no vender la leche a menos de 60 céntimos pero es que eso sigue siendo un precio irrisorio si tenemos en cuenta el precio al que nos la compran a los ganaderos y los procesos industriales a los que hay que someter el producto», explica. «Vamos a ver, no puede ser que cueste más un litro de agua que uno de leche», denuncia.

Y a los costes de producción le suma otros gastos que hay que afrontar como los correspondientes a las inversiones. «Cualquier ganadería que tenga un proyecto a futuro tiene que invertir porque sino en cuatro años quedas obsoleto», incide. José Máximo afronta con ganas el futuro, a pesar de lo negro que es ahora el panorama: «Seguiremos produciendo leche porque la del ganadero es una forma de vida, habrá que capear el temporal buscando liquidez con la venta de ganado y reduciendo el número de cabezas o habría que ver».  

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