La respuesta está en el viento

10/11/2022
 Actualizado a 10/11/2022
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No recomiendan los recomendadores, en castellano libro de estilo, que se titule un artículo con una frase hecha, el título de una película, el de un libro o el de una canción... Parece, eso es lo que argumentan, que es poco original y, además, reconoces tu incapacidad para crear algo propio que llame la atención de los lectores.

Vale, lo que los sabios digan. Pero la respuesta a por qué las banderas han quedado así colocadas sólo puede estar en los vientos que soplan en nuestro otoño leonés. Y si «la respuesta está en el viento» qué le vamos a hacer, no vamos a maldecir a los dioses de los tecladosni a renunciar a la evidencia porque al gran Bob Dylan se le ocurrió llamar así a una de sus canciones más celebradas, con el tiempo más un himno que una canción, tanto que primero fue utilizado en las calles para mostrar el hartazgo con otra guerra —la de Vietnam en este caso— y con el tiempo sus versiones llegaron a ser canciones en aquellas iglesias que mostraban su modernidad con coros de jóvenes y guitarras que también buscaban la respuesta en el viento.

Y en el viento se ha seguido buscando tantas veces a lo largo de la historia. Y en él, sólo en él, parece esconderse el misterio de cómo unas banderas fueron ‘comiendo’ a las otras, de cómo unas lucen sus colores y otras apenas los pueden asomar por una esquina. La respuesta parece clara, pero si os apetece polemizar... no os cortéis, pero tampoco contéis conmigo.
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