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La resaca púrpura

09/12/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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A ti que esta mañana te levantas con la resaca púrpura, a ti que, como todos los años, en realidad no conocías a ninguno de los grupos del Purple Weekend pero te dejaste llevar una vez más, a ti que mil veces te quedaste toda la noche de fiesta con tus colegas sin saber que algún día os iban a llamar allnighters, a ti que vestirse de mod te parece una de las formas más cantosas de querer ser moderno, a ti te voy a dar un consejo que no me has pedido. Pasa hoy de los bailes-vermú, por mucho que el cuerpo te pida grasa o que sientas que aún te pica el niki, pasa de las despedidas de otros resacosos porque ya es demasiado tarde para negociar nada si no fuiste capaz de cerrar acuerdos durante la madrugada. Coge el coche. Sigue las indicaciones de la autovía a Valladolid y toma la salida del Puente Villarente hacia Boñar. Remontas la ribera del Porma que, sin exagerar, probablemente será una de las mejores de toda España, y pasarás por el desvío de un pueblo llamado Vegas del Condado que, sin exagerar, probablemente será uno de los mejores de toda España. No hace falta que pares. Hila. Si vas con tiempo puedes entrar en Cerezales y descubrir un edificio fascinante en el que algunas veces se exhiben cosas interesantes, y aprender de paso que existen maravillosas formas de cultura más allá de la ciudad y sus intelectuales de cabecera. Sigue por la carretera hacia el norte, en Boñar toma un Aquarius o un café si el estómago te lo permite y adéntrate en la carretera del pantano, en dirección a San Isidro. A la izquierda puedes ir a Valdehuesa, pero tu cuerpo no está esta mañana como para escalar y ya tuviste demasiado espectáculo kitsch anoche como para entrar al Museo de la Fauna Salvaje, así que tira. Después de unas cuantas curvas que quizá te hagan arrepentirte de los combinados de anoche, coge un desvío a la derecha que indica Reyero. Entras en el valle donde mejor vive el otoño. Sentirás envidia de las vacas porque pueden pastar ese paisaje, verás árboles a los que ya sólo les quedan las hojas más necias y desearás haber llegado dos semanas antes para poder apreciar todas las variedades del ocre. Vete hasta Primajas y, si encuentras a quién, pregunta por el camino a Corniero. Se puede ir en cualquier coche. Serpenteando por la montaña, te subirá hasta una cima desde la que atravesarás hacia el Esla y, al ver algunas de las cabañas esparcidas por las laderas, querrás quedarte a vivir allí sólo para que mañana no sea tan lunes. Al llegar a la carretera nacional gira a la izquierda y pronto aparecerá el desvío hacia Lois. En Salamón dale recuerdos a Ángel de mi parte, y en Lois verás la que llaman la Catedral de la Montaña. Pregunta por la Casa del Humo, descubre cómo vivió Noris y piensa en lo que se pueden convertir tus pulmones. Al final del pueblo, coge un camino que va hacia Liegos, por detrás del Gilbo y del Yordas. Igual no está demasiado bien, pero seguro que anoche tomaste decisiones más arriesgadas. De Liegos vete a Riaño y allí, en El Mentidero, detrás de la gasolinera, come un pincho de tortilla, de lo que sea y sea la hora que sea. Resucitarás al fin. Por el camino, si ves a unos cuantos viejos paseando o sentados al sol, salúdales con decisión, haciendo sonar el cláxon y sacando la mano por la ventanilla, como si os conocierais de toda la vida. Se quedarán toda la tarde discutiendo quién eras, si el de éste o aquel pueblo, si el de ésta o aquella casa, de dónde vendrías, a dónde irías, qué te traería hasta allí... Habrás completado la buena acción del día dándoles qué hablar, que es básicamente lo que han hecho con nosotros los ministros que han pasado por aquí en las últimas semanas, dejándonos entretenidos con debates cuyas conclusiones ya nunca escucharán y haciéndose fotografías tan codiciadas que no quedaba un solo hueco para el paisaje.
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