La repoblación rural tiene sabor a hidromiel

Tres emprendedores se unen en Almanza para diseñar su propia versión de la bebida vikinga por excelencia y comercializar cinco variedades bajo el nombre de 'El Robledal'

Víctor S. Vélez
27/07/2020
 Actualizado a 27/07/2020
Jesús Montes, Hugo Pérez y Martín Domínguez forman el equipo que está detrás de la hidromiel 'El Robledal' de Almanza. | REPORTAJE GRÁFICO: SAÚL ARÉN
Jesús Montes, Hugo Pérez y Martín Domínguez forman el equipo que está detrás de la hidromiel 'El Robledal' de Almanza. | REPORTAJE GRÁFICO: SAÚL ARÉN
En los últimos años se han propuesto muchas recetas contra la despoblación. Una de ellas, quizá la más original, es la que proponen Jesús, Hugo y Martín, con únicamente tres ingredientes: miel, agua y levadura.

Mediante esta formulación básica, estos tres emprendedores han unido sus caminos en Almanza y están produciendo su propia hidromiel, la primera bebida alcohólica consumida por el hombre. 'El Robledal' es un producto "cien por cien artesanal" que quieren introducir en el mercado para que los leoneses se acostumbren a pedirlo en los bares como una cerveza o un vino más.

La hidromiel 'El Robledal' nace bajo el paraguas de la miel homónima, un producto artesanal que durante décadas se ha labrado una notable fama entre el sector apícola de la provincia y en las ferias de productos de León. Jesús Montes recogió el testigo de su padre para elaborar una miel de brezo de cosecha propia que se engloba en la marca de calidad autonómica 'Tierra de Sabor'. Un trabajo que le apasiona y gracias al cual ha conseguido su propósito de ganarse la vida en el pueblo que le vio crecer. Lo que nunca imaginó Jesús Montes es que uniría sus caminos a un quinto llegado desde Venezuela y a un banquero 20 años más joven para producir una bebida en base al producto que obtiene de sus colmenas.

El equipo está formado por un oriundo de Almanza, un traductor venezolano y un joven banquero 'neorrural' La primera semilla de la hidromiel 'El Robledal' surge hace algo más de dos años, cuando Hugo Pérez Hernáiz se fue a vivir a Almanza y entabló amistad con Jesús. Después de vivir en grandes ciudades como Tokio, Berlín o Miami, este venezolano de 48 años recaló con su mujer y su hijo en el medio rural leonés para seguir ganándose la vida con su trabajo de traductor. "Cuando Hugo vino a vivir aquí, fue a ver cómo trabajaba con la miel en el almacén, me propuso lo de la hidromiel y empezamos", señala Jesús Montes.

A partir de entonces comenzó un proceso de ensayo y error. Jesús y Hugo trabajaron en la formulación y en los porcentajes de los tres ingredientes básicos con una pequeña barrica como banco de pruebas. Con la ayuda del paladar de sus vecinos fueron encontrando el sabor que buscaban para hacer un producto en condiciones de sacar al mercado. "Empezamos haciendo mezclas con las levaduras que nos dejó el panadero. Al principio era un desastre y, prácticamente, intoxicamos a medio pueblo", bromean Jesús y Hugo sobre los primeros pasos de este proyecto.

Cuando estaban en ese proceso de catas a ciegas con sus vecinos de Almanza, en marzo del pasado año, aterrizó en el pueblo Martín Ángel Domínguez Castrillo. Responsable del banco de la localidad, este joven llegó desde la ciudad de León y quiso sumarse a un proyecto que iba tomando forma y, sobre todo, sabor. "Nos costó más de un año llegar a una formulación, contrastando cantidades, porcentajes, ver cuál era la mejor levadura... Es un proceso complejo y no todo el mundo puede ponerse a hacerlo si quiere que salga un producto de calidad que sea consumible", apuntan estos emprendedores."Pero, ¿y esto qué es?"Tal y como aseguran, cuando enseñan su botella a sus amigos, muchas veces se tienen que enfrentar a la pregunta de "pero, ¿y esto qué es?". El proceso de elaboración de la bebida vikinga por excelencia se basa en la fermentación de la levadura, la cual "se come" los azúcares y la glucosa de la miel para transformarlos en alcohol. La mezcla que se produce es embotellada después de un mes de reposo. A esta fermentación en la barrica se une una segunda en la botella, puesto que la hidormiel es un producto que "envejece muy bien y mejora con los años".La hidromiel tiene 12 grados y la idea es que se consuma "tipo vermut", muy fría y con una rodaja de naranja La hidromiel 'El Robledal' es una bebida con 12 grados, aunque con el uso de unas u otras levaduras puede alcanzar los 18. "Ojo, que esto mama. Los azúcares monosacáridos pasan directamente al torrente sanguíneo por lo que pega un subidón. No es como los azúcares procesados de cervezas o vinos. Es miel en vena, con esos grados en vena", bromean sobre el producto.De hecho, aunque en público leonés no esté demasiado habituado a pedirse una hidromiel al entrar a un bar, en otras partes del mundo es una de las bebidas alcohólicas más consumidas. Países centroeuropeos como Alemania, Polonia o República Checa tienen una gran tradición de tomar hidromiel. En España, regiones como Cataluña o Galicia sí que poseen una mayor producción. Cómo servirlo y variedadesLa hidromiel debe servirse "bien fresquita" con una rodaja de naranja y tomarse "tipo aperitivo", para lo que hay que "acostumbrar al paladar". "Por ejemplo, en el pueblo tenemos una clienta fiel que ya solo consume hidromiel porque se ha acostumbrado y le encanta. La idea es que sea un producto natural que, aunque no encaje en todo el mundo, sí en quienes buscan algo cien por cien artesano y que no tenga sulfitos", comenta Hugo.Los vecinos del pueblo les ayudaron en catas a ciegas y encontrar la formulación les llevó un año de trabajo Por el momento, están embotellando la variedad convencional y otra de arándanos. Sin embargo, van a llegar a las cinco y ya se encuentran en producción de hidromiel con sabor a manzana, naranja y otra lupulada. "La mayoría de los que comercializan hidromiel lo hacen en una botella más grande y nuestra idea es que se consuma tipo vermut. Es una bebida fuerte y la gente, según lo ve, piensa que es una cerveza pero no. Por eso, nuestra idea es que sea un botellín más pequeño y que se tome como aperitivo", valora Martín.Aunque otras compañías de la provincia, como Urzapa o Castreña, también comercialicen su propia hidromiel, 'El Robledal' cuenta con el valor añadido de controlar todo el proceso, "desde la flor hasta la botella". La mayoría de los productores nacionales de hidromiel vienen del sector cervecero, en el caso de Almanza llega desde una empresa agroalimentaria de tradición familiar.Un activo para el puebloTal y como expresa Jesús, a las personas que se deciden a comenzar un proyecto de vida en el medio rural "hay que tratarles como reyes". "El 90 por ciento de la riqueza de un pueblo es la gente que lo habita. Es complicado encontrar una persona con tantos idiomas y cultura como Hugo, para Almanza es un activo que no podemos dejar marchar. Martín es un joven que no tenía pueblo, ha llegado aquí y le encanta. Que venga gente con perspectivas y conversaciones diferentes a las del tiempo, el mus y el fútbol es un valor añadido que no se puede marchar de aquí de ninguna manera y es algo que también trabajamos con el alcalde, con Javier Santiago", plantea Jesús Montes.Con la hidromiel casi como excusa, se ha formado en este pueblo de la Montaña Oriental un equipo de trabajo de tres personas muy diferentes pero cuyo proyecto crece al mismo tiempo que su amistad. "Tenemos un objetivo comercial y eso nos lo dirá el tiempo, pero por lo pronto nos quedamos con los lazos que son fuertes", indica este grupo de emprendedores desde su almacén de embotellado en Almanza.El objetivo de este equipo es que el proyecto también sirva para impulsar el pueblo y que más visitantes se acerquen a conocerlo. De esta manera, buscan colaborar con otros productores locales y concretar una oferta de ocio y gastronomía para el visitante que llega desde la capital. "Queremos dar a conocer el cordero a la hidromiel, una receta con la ganadería de Ramón Perales que también es de aquí. En León tienen que saber que Almanza está a 45 minutos y pueden venir a pasar el día, visitar los bosques de robles milenarios, hacer el circuito del parque multiaventura y comerse un cordero a la hidromiel", valora Jesús sobre el proyecto.Sin duda, si la despoblación rural tiene un remedio es este. Ideas originales de personas que quieran integrarse en un pueblo y desarrollar su proyecto de vida en él. Jesús, Hugo y Martín tienen tan 'buen rollo' como ganas de beberse el mundo a tragos de hidromiel.
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