La pereza no es un pecado

Victoria Fernández es la leonesa que está detrás de la cuenta @perezosa_healthy, un perfil de Instagram que ya cuenta con 55.000 seguidores. Todo comenzó como un reto para mejorar su alimentación y hoy es el mejor escaparate de sus fogones

Teresa Giganto
28/07/2018
 Actualizado a 13/09/2019
Victoria está tras la cuenta de Instagram @perezosa_healthy. | MAURICIO PEÑA
Victoria está tras la cuenta de Instagram @perezosa_healthy. | MAURICIO PEÑA
La galería de fotos de Instagram de Victoria huele bien. Una tostada con cebolla caramelizada, cecina de León, queso de cabra y orégano. Un hojaldre con calabacín, tomate, pimiento verde y atún. Suquet de rape con gambas y almejas y un sinfin de platos más repletos de color y capaces de abrir el apetito a quien sigue su cuenta. Ella es una de los muchos ‘instagramers’ que han apostado por la gastronomía para sus bodegones 3.0, una leonesa que presume de las bondades de los productos de la tierra y que cuenta con 55.000 seguidores a los que hace la boca agua con recetas saludables y apetitosas para transmitir que cuidar lo que se come no es aburrido aunque precisamente en su caso todo surgiese por culpa de la pereza.

Todo empezó en octubre de 2015, cuando Victoria se propuso acabar con el sobrepeso que sufría, derivado del el hipertiroidismo que padece. «Para obligarme a comer bien me propuse subir cada día la foto de lo que comía», explica esta leonesa que eligió como nombre para su cuenta @perezosa_healthy. Poco a poco fue ganando seguidores y con ello aumentó la responsabilidad de ir mejorando las fotos de la comida y los platos que preparaba. «No mostré quién era hasta que llegué a los 10.000 seguidores en agosto de 2016, cuando subí a mi cuenta el antes y el después de haber iniciado una vida saludable que hizo que llegase a perder casi 20 kilos», explica haciendo hincapié en la necesidad de contar con el asesoramiento de un nutricionista en un proceso de este tipo para aprender a comer bien de verdad. La cuenta comenzó como un reto que se lanzó a sí misma para ir mejorando sus hábitos a la hora de sentarse a la mesa y todo ello aderezado además con su gusto por los fogones. Victoria reconoce que la mente es también muy importante en casos como estos y que si te propones un objetivo «la constancia» es una máxima para lograrlo. «Si yo pude, el resto también puede hacerlo y a veces lo único que se necesita es un pequeño empujón para ver que se puede conseguir», dice ella, que precisamente encontró ese empujón en las redes sociales para conseguir que la pereza no fuese un pecado a la hora de sentarse a comer.Para esta ‘foodie’ leonesa las redes sociales han sido también una oportunidad para conocer gente, «la hay maravillosa en este mundillo», pero también ha pasado por momentos de «vértigo» al ver que suben tanto los seguidores. Recientemente ha conseguido el premio a la mejor influencer gastronómica de León en un concurso llevado a cabo por el centro comercial Espacio León y reconoce que le ha hecho «mucha ilusión» porque sin duda la gastronomía de León es una referencia para ella a la hora de cocinar. Suspira por su tierra más de lo que le gustaría dado que es una de esas leonesas que tras licenciarse en Ciencias Ambientales tuvo que salir fuera para encontrar trabajo y ya lleva 16 años en Cataluña como analista en un laboratorio de aguas. «Estoy deseando poder acercarme de nuevo a casa», reconoce.

En un futuro a corto plazo, Victoria también se plantea dar un paso más complementando su cuenta de Instagram con un blog en el que poder contar de manera más extendida algunas recetas y trucos de cocina saludables. «Pero sin obsesiones, porque comer sano no implica tener que comer solo lechuga y pechuga de pollo a la plancha, hay infinidad de posibilidades para que comer no sea aburrido», cuenta ella que fue capaz de dar la vuelta a la pereza para que esta no sea un pecado que haga caer en la tentación de la comida ultraprocesada. Y para muestra, su galería de imágenes, esa que solo con verla ya huele bien y se supone una delicia. No habrá pereza en su cuenta, pero sí mucha gula. Y esa en este caso sí que es un pecado.
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