Astorga es el nuevo escenario de las rupturas de los pactos de gobierno. Como en Diputación, es el PSOE el que a partir de ahora se queda en solitario, en este caso después de la espantada de Izquierda Unida. Como dirían los infantes, quizá sea un «cese temporal de la convivencia». No es que cuando se afronta la recta final de los mandatos empiecen a surgir los problemas, sino que es tristemente habitual que el pequeño se aparte del grande y quiera marcar diferencias, no le vayan a culpa de lo malo y no le vayan a desahuciar de lo bueno. No será la última ruptura.
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