Poco creíbles resultan las promesas de cualquier político, pero aún menos si vienen de una persona que en menos de quince días va a dejar su cargo, como es el caso de Reyes Maroto. Su partido la ha encomendado la difícil misión de disputar con Almeida la Alcaldía de Madrid, lo que para los socialistas no es que sea prácticamente una derrota asegura, pero casi. En cualquier caso, la ministra tiene ayuda divina, porque el mismísimo Papa la ha echado un cable: el otro día, recibió en audiencia oficial al pequeño Almeida y le espetó «el sustituto de la gran Manuela».
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