La música coral en León pierde a su gran impulsor

José Vilval Ángel Sarmiento 'Vilmer', fallecido el pasado miércoles, fue el artífice del proyecto de las Aulas Corales, además de director fundador del Coro Juvenil Ángel Barja y del primer coro de laringectomizados del mundo

B.A. Alonso de Santiago
16/11/2021
 Actualizado a 16/11/2021
José Vilval "Vilmer" con el fotógrafo Manuel Martín.
José Vilval "Vilmer" con el fotógrafo Manuel Martín.
El pasado miércoles 10 de noviembre falleció José Vilval Ángel Sarmiento, más conocido como «Vilmer» (también Ángel) por todos aquellos que le querían, y que eran muchos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Vilmer nació en 1963 en el municipio colombiano de Duitama y estudió en el colegio de Benposta (Bogotá). Esto marcó su destino y toda su vida pues en este colegio, que heredó el espíritu de la Ciudad de los Muchachos fundada por el Padre Silva en Orense, en 1956, formó parte del Coro Polifónico que se hizo un importante hueco en la vida musical de su época y de su país. El coro contaba en su directiva con el leonés Manuel A. Martín Martínez, la persona que organizó la gira que los miembros del coro realizaron en 1981 por toda Europa y facilitó su instalación definitiva en León. De hecho, estos chicos, por aquel entonces muy jóvenes, fueron el germen de agrupaciones tan importantes para la música a nivel provincial y nacional, con repercusiones también internacionales, como la Schola Cantorum, el Coro Ars Nova o las Aulas Corales Infantiles Municipales de León, entre otras. Todas ellas contaron siempre con el trabajo y la ilusión de un infatigable José Vilval que vivió para y por la música, para y por aquellas jóvenes promesas.

La Schola Cantorum ‘Catedral de León’ (1981-1993), cuya «alma mater» fue el antes mencionado Manuel A. Martín Martínez, fue un proyecto musical capaz de dinamizar la vida musical de León de una manera inusitada. Estaba compuesta por un coro de cámara de voces masculinas –que actuó en ocasiones bajo el nombre de ‘Ars Nova’–, un grupo de música andina llamado ‘Kon-Kawa’ y una pequeña orquesta de cámara denominada ‘Grupo Instrumental de la Schola Cantorum’, además del emblemático coro mixto de niños y hombres Schola Cantorum ‘Catedral de León’, dirigido entre 1981 y 1987 por Samuel Rubio Álvarez y posteriormente por Romualdo Barrera Garzón.

Desde el punto de vista pedagógico fue capaz de promover la creación de un coro infantil en cada uno de los colegios de León, las denominadas «aulas corales». Pero no solo eso puesto que, a pesar de su breve existencia, entre sus antiguos componentes figuran hoy destacados compositores, profesores de musicología de universidades españolas, profesores de conservatorios superiores, medios y escuelas de música, reconocidos intérpretes: profesionales de primer orden que hoy lloran la muerte de su maestro, de su amigo, de «Vilmer». Gracias al tesón y las ganas de personas como este colombiano, leonés de adopción y de devoción, y tantos otros compañeros de aquel primer coro polifónico de Benposta, el proyecto educativo ‘Aulas Corales’ surgió en otoño de 1981, momento en que se realizaron las primeras pruebas de voces blancas en el colegio público ‘La Palomera’ con la intención de agregarlas al coro de voces masculinas ‘Ars Nova’ y formar, así, la Schola Cantorum. De estas pruebas salieron no sólo los primeros niños que pasaron a formar parte de la Schola, sino que aprovechando el éxito de haber obtenido un número elevado de voces capacitadas, se planteó a la directora del colegio la formación de un coro en el propio centro educativo. Una de las más fervientes impulsoras del proyecto, María Dolores Otero –entonces teniente de alcalde y presidenta de la Comisión de Educación y Cultura del Ayuntamiento de León– propuso el nombre de ‘Aulas Corales’ y tras las actuaciones locales, a partir de 1988 las aulas comenzaron a cosechar los primeros éxitos fuera de la ciudad, consiguiendo numerosos galardones entre los que cabe destacar el conseguido, de la mano y bajo la batuta de «Vilmer», en el Certamen de Coros Infantiles Escolares ‘Príncipe de Asturias’, celebrado en la Universidad Laboral de Gijón. El trabajo de José Vilval Ángel en las aulas corales y la consecución del ‘Príncipe de Asturias’ propició el nacimiento del Coro Juvenil Ángel Barja en febrero de 1991, con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de León. Su propósito, el propósito de «Vilmer», fue el encontrar el sitio para los adolescentes integrantes de las aulas corales que, tras finalizar sus estudios de educación primaria y abandonar el colegio, querían seguir practicando el canto coral. El coro juvenil tomó el nombre de Ángel Barja, como homenaje a este ilustre músico nacido en Orense en 1938 y fallecido en León en 1987, que desarrolló buena parte de su actividad musical en nuestra ciudad. El recientemente fallecido José Vilval «Vilmer» fue su director desde su fundación en 1991 hasta el año 2001, en el que pasó a manos de Aitor Olivares García. Jose Vilval Ángel Sarmiento fue también director y uno de los impulsores del primer coro de laringectomizados del mundo, que tuvo su sede en León y que recorrió numerosas ciudades españolas demostrando que con voluntad todo es posible. La publicación en 2001 de su primer disco, titulado ‘Así cantan los laringectomizados’, colocó a León en las portadas de todos los telediarios del país. El primer concierto del coro, formado por 25 personas con edades comprendidas entre los 42 y los 75 años, en el monasterio de Gradefes, marcó un hito sin precedentes, aunque por desgracia la reducción de ayudas acabó con este proyecto unos diez años después.

Sería imposible explicar en estas breves líneas todos los eventos musicales en los que participó este hombre de sonrisa dulce, a veces socarrona, acostumbrado al trabajo duro y en silencio que nos ha dejado demasiado pronto tras meses de dura enfermedad. Pero lo que es posible e imprescindible es que la sociedad leonesa no se olvide de sus «grandes». Y él lo era sin duda y por eso hemos querido recordarle con este artículo sobre su vida. Además, el pasado domingo sus compañeros, sus amigos, sus alumnos, sus vecinos del leonés barrio de San Mamés, le hicieron un homenaje, una misa en su memoria en la iglesia de San Marcos que ofició Samuel Rubio y, en la que –no podría ser de otra manera– puso la música el coro Ángel Barja.
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