La movilización minera no pierde fuerza

La manifestación de esta semana es la última muestra de un sector que no ha bajado los brazos / Endesa se sentará a negociar para retomar la compra de carbón nacional

Alejandro Cardenal
25/09/2017
 Actualizado a 11/09/2019
Trabajadores y mineros bercianos protesta frente a las puertas de Compostilla. | C. SÁNCHEZ (ICAL)
Trabajadores y mineros bercianos protesta frente a las puertas de Compostilla. | C. SÁNCHEZ (ICAL)
«Vamos a seguir dando guerra hasta el final», fue el grito que mineros de todo el norte de España lanzaron al cielo de Ponferrada el pasado martes. No fueuna última amenaza desesperada ante el cada vez menos incierto y más negro futuro de la minería.

Durante los últimos 25 años, el sector no ha dudado en lanzarse a la calle, a los Ayuntamientos, a plenos o actos electorales. El poder de movilización de los mineros quedó patente esta semana una vez más y su unidad no se ha quebrado a pesar de los constantes reveses que han llegado desde Madrid y desde Bruselas.

La del miércoles fue la última muestra de que el carbón no bajará los brazos sin más. 25 años han pasado ya desde aquella Marcha Negra que consiguió evitar el cierre del Pozo María. Aquella fue una de las grandes victorias de un sector que desde entonces ha encadenado derrota tras derrota, pero ha seguido luchando desde las calles.

El declive imparable experimentado en la última década ha marcado el rebrote de las movilizaciones sociales. En 2010, tras meses de impagos, 250 mineros volvieron a marchar desde Laciana atravesando el Bierzo en dirección León.

Muchos de los participantes aseguraban entonces que «la esperanza es lo último que se pierde», y el tiempo les ha dado la razón.

En 2012, medio millar de mineros volvió a marchar tras casi un mes de huelga en dirección a Madrid. Esta vez, no fue por impagos, ni por los problemas de una empresa. Empezaban entonces los incumplimientos de los compromisos del plan del Carbón, germen de los problemas que han acorralado al sector durante el último lustro y han marcado las sucesivas protestas.

Una de las medidas de protesta y reivindicación más repetida han sido los encierros en diversos edificios institucionales.

En mayo de 2015, durante una oleada de protestas del sector exigiendo a Industria el cumplimiento del Plan del Carbón y la regulación de la compra del carbón nacional, siete mineros de Uminsa, Minas de Alto Bierzo y Roel Hispánica se afincaron durante 48 horas en los Ayuntamiento de Bembibre y Fabero, donde contaron con el apoyo de las propias corporaciones municipales.

Menos de una semana después, se produjo un nuevo encierro en el Ayuntamiento de Toreno, donde delegados de Uminsa en Alinos y Cerredo y de la subcontrata Traita en Fabero, que hicieron visible una vez más los problemas del sector.

Las minas que las sucesivas políticas energéticas han vaciado, también han acogido protestas. En 2010 en Tremor de Arriba, al igual que hicieran en el 83 en la mina Josefita o los ocho del Pozo Mariángela, en Santa Marina de Torre, para evitar el cierre de Virgilio Riesco en el año 94; trece mineros de la quinta planta subterránea del pozo Casares, en Tremor de Arriba, pasaron casi un mes bajo tierra, a más de 250 metros de profundidad, para protestar por el «abandono» por parte de instituciones nacionales y europeas, el Gobierno y los sindicatos.

En la superficie, las concentraciones en las puertas de Compostilla han sido habituales. Esta misma semana, tras la manifestación en Ponferrada, las puertas de la central térmica de Cubillos del Sil volvieron a ser testigos de protestas.
Este mismo mes de agosto, medio centenar de trabajadores de la Compañía Minera Astur Leonesa y trabajadores de la mina La Escondida, cuyo cierre supuso el fin de la minería en la provincia, realizaron concentraciones a las puertas para impedir el paso de los camiones cargados de carbón de importación.

Esta semana se volverán a realizar el jueves y el viernes pese a que Endesa ha accedido a sentarse a negociar para abordar la posible compra de carbón autóctono, un «cambio de actitud» que desde los sindicatos se valora de forma positiva, aunque las protestas se continuarán realizando hasta que no se produzca una confirmación oficial de que el carbón nacional vuelve a entrar en las centrales térmicas españolas.
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