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La literatura o el amor

12/07/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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En la época de Shakespeare el 75% de la población de Londres tenía menos de 25 años. Imaginemos el ruido, el movimiento y las pasiones desatadas que habría en esa ciudad llena de jóvenes. E imaginemos el amor.

Ese fue el punto de partida de la escritora británica Jeanette Winterson en una charla que escuché en el Hay Festival de Segovia hace un par de años. Se titulaba ‘Shakespeare y el amor’. La sala capitular del convento de Santa Cruz la Real estaba llena, no quedaba un hueco libre. Jeanette saltó literalmente al escenario, vestida de negro, con sus bíceps de estibadora. Y allí, de pie, sin papeles, habló durante cuarenta y cinco minutos, nos arrastró, nos zarandeó, Shakespeare, sus mujeres, sus hijas, la propia vida de Jeanette. ¿Era una conferencia? ¿una clase magistral? ¿una reflexión? No, era el amor.

Jeanette fue capaz de captar la atención de un auditorio español de casi novecientas personas durante cuarenta y cinco minutos, ¡hablando en inglés! Capaz de mezclar la vida de Shakespeare con su propia vida. Porque hablaba de literatura y hablaba de amor, hablaba de literatura y hablaba de pérdida. «Cuando estaba más desesperada me ponía frente al espejo del baño y recitaba un poema o unos versos de Shakespeare, y la locura en que la que estaba metida, desaparecía y podía respirar de nuevo», dijo.

«Cuando abandoné mi hogar, no tenía dinero y vivía en un Mini, leía y leía para encontrar quién era. Leí Cuento de invierno, la historia de Shakespeare sobre un niño adoptado como yo y me ayudó. En un mundo donde no se sabe dónde está la verdad, la ficción es nuestra salvación», dijo.

La ficción es nuestra salvación.

Cuando yo entraba en la adolescencia y mi madre murió, me preguntaba cómo lograría convertirme en una persona adulta. Leía, leía a todas horas. Leí la biblioteca de mis padres de cabo a rabo. Iba a la biblioteca municipal y leía todo lo que caía en mis manos.

Si tienes palabras no te sientes tan desvalido.

Eso fue más o menos lo que dijo Jeanette. Y por un momento pensé que lo había dicho yo. Por un momento pensé que la literatura y el amor eran lo mismo, porque la literatura te ayuda a colocarte en el amor, a descubrir quién eres y qué buscas.

Si tienes palabras no te sientes tan desvalido.

Es exactamente así. No hay nada más que añadir.
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