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La liebre y las municipales

03/04/2022
 Actualizado a 03/04/2022
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Ya están enredando. Es cíclico. En el Partido Popular, llegado un tiempo que algunos (y algunas) ven como la antesala de las próximas elecciones municipales, salta la liebre –que suele ser la misma de otras veces–, brinca y, zapateando con las patas traseras, pretende ser más veloz que nadie. De momento no hay ningún cazador por detrás. Ni un galgo. Pero aparecerán al toque de corneta. Es lo que, por costumbre, ocurre en la sede del Paseo de Salamanca. No obstante, siempre emerge –como es el caso reciente– alguien que se cisca en la oficialidad de la organización y se vende, a bombo y platillo, como la gran esperanza blanca. La misma intentona, calcada, de hace tres años. Y todo el mundo sabe en qué quedó la cosa. En nada.

Y si bien es verdad –incluso con reparos– que en el PP leonés se habían puesto los ojos desde hace tiempo en el joven David Fernández –ayer protegido de Antonio Silván y hoy procurador en las Cortes autonómicas– para asaltar, en 2023, la alcaldía de José Antonio Diez, la opción, lo diga quien lo diga –incluido Génova– no es la más adecuada en estos momentos. Y es natural. Fernández, por edad, tiene muchísimo futuro por delante en esto de la política y sería quemarlo por la cara. Y en fin, que visto lo visto y el auge de otras opciones, tampoco están los tiempos para ensayos de laboratorio o para verbenas.

Las elecciones locales poco tienen que ver con las autonómicas y mucho menos con las nacionales. Y en León, ahora, hay dos siglas que chiflan con fuerza. Por un lado, la del PSOE del alcalde Diez –no la del PSOE oficial y compañía– y, por el otro, la del leonesismo y lo leonés, todo unido. Entre una y otra se van a batir el cobre de miles de votos. Al tiempo. Y salvo catástrofe, que no se prevé, es lo más razonable de pensar. El tercer horizonte que se abre es Vox. Cuanto más lo ponen a parir, mejor se posiciona ante la sociedad. Es el efecto búmeran. Las hostias que le rifan regresan, respondonas, al lugar del lanzamiento y golpean en mitad de la frente a quienes las arrojan.

Con este panorama el PP debe guardar los jueguecitos de salón y los envites precipitados. O apuestan a la grande y vaya usted a saber qué pasa, o se espera a la chica y se busca un candidato dispuesto a inmolarse en el peor de los supuestos. Los ‘populares’, con personajes como la liebre montaraz –también conocida como liebre común– no lo tienen fácil, pese a que vengan tanteando con las debidas precauciones, eso sí, algunos nombres con pedigrí en la capital. Que tampoco hay tantos deambulando por ahí, pese a que haya quien ya se ve en ese podio triunfal. Así, que tanto Mañueco como Javier Santiago Vélez tienen tarea por delante. Y por detrás. En la retaguardia.
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