La gran bóveda de Aldeadávila viaja a Zaragoza para ser expuesta

Con este pieza el aragonés erigió la entrada del túnel de acceso a la central hidroeléctrica de Iberdrola, en esta localidad salmantina

L.N.C.
04/12/2020
 Actualizado a 04/12/2020
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La gran bóveda de Aldeadávila que el aragonés Pablo Serrano esculpió en la central hidroeléctrica de Iberdrola ha viajado desde esta localidad salmantina a Zaragoza para ser expuesta en el IAACC Pablo Serrano hasta el próximo 28 de marzo.

La obra de Serrano refleja un "perfecto equilibrio" y contraste entre el paisaje escarpado de los Arribes del Duero y la técnica artificial propia de una presa, según resaltó la comisaria de la exposición, Lola Durán. La central de Aldeadávila comenzó a construirse en los años 50 del siglo pasado, una época con gran demanda de energía, en los Arribes y se convirtió en una obra pionera y de vanguardia.

A petición de Iberduero, Serrano, que había participado en exposiciones internacionales y ya era un reconocido artista, presentó tres proyectos para la presa, el primero y el tercero, que finalmente sería seleccionado, pueden contemplarse en esta exposición. Es en esta época, 1962, cuando el escultor se encuentra inmerso en su serie 'Bóvedas para el hombre', que muestra si pensamiento humanista y en la cual hace de la bóveda un símbolo de refugio y de "protección del hombre ante el mundo", relató la comisaria.

La gran bóveda de Aldeadávila, cuya construcción supuso seis meses, es la obra con la que Pablo Serrano erigió la entrada del túnel de acceso a la central, de 700 metros de largo, 8,90 metros de ancho y siete metros de alto, construida en la roca de granito de un cañón, el del río Duero, que alcanza los 500 metros de altura en esa zona.

La inmensidad de la presa fue detallada con bloques de piedra que el escultor colocó en la entrada inspirándose en las paredes que los campesinos de la época colocaban para separar sus huertos, según afirmó la comisaria de la obra, quien admitió que “estas piezas pueden estar conectadas en su concepción y pensamiento con obras experimentales anteriores”.

Con materiales de desecho de la obra, como piedras de granito horadadas, piezas de maquinaria o planchas perforadas, Serrano decidió construir más esculturas que colocó en la explanada y en el lateral izquierdo de la entrada a la central. Ahora, algunas de esas esculturas también viajaron hasta el IAACC Pablo Serrano, donde se pueden contemplar prácticamente en la misma posición en la que estaban en la localidad salmantina y frente a una lona que recrea cómo estaban colocadas en la presa.

Junto a este material se expone una sección documental que recopila planos, documentos, correspondencia y fotografías del proceso de construcción y un pequeño apartado dedicado a la XXXI Bienal de Venecia, que tuvo lugar al tiempo que Serrano llevaba a cabo este proyecto.

La exposición, que cuenta con fondos propios del IAACC y otros cedidos por Iberdrola, propone un acercamiento a esta gran obra de ingeniería, de gran complejidad técnica, en la que la empresa promotora Iberduero, consiguió “aunar la más avanzada tecnología y la vanguardia artística”. Por lo que respecta al conjunto escultórico, forma parte de la Colección de Arte Iberdrola. Se trata, en concreto, del conjunto de esculturas de granito de Pablo Serrano que habitualmente se encuentran en el poblado de la central de Aldeadávila.

Ingeniería con innovadora tecnología


Iberduero construyó en los años cincuenta la central hidroeléctrica de Aldeadávila, una de las más importantes de Europa Occidental. Está ubicada en una profunda depresión geográfica en el curso medio del río Duero, que establece la frontera entre España y Portugal; el área es conocida como el corazón de las Arribes, y pertenece a la provincia de Salamanca. Se trata de una gran obra de ingeniería en la que se utilizaron las tecnologías más innovadoras.

La compañía propuso la creación de un proyecto escultórico para la entrada del túnel de la central. El artista seleccionado para llevarlo a cabo es Pablo Serrano, que en aquel momento desarrollaba su serie escultórica Bóvedas para el Hombre, presentada en el Pabellón Español de la XXXI Biennale di Venezia, en 1962.

Una vez aceptado el encargo, Pablo Serrano propuso tres posibles soluciones para la entrada a la central, de las que se aprobó el proyecto número 3. Las obras se iniciaron en febrero de 1963 y el proceso se desarrolló a lo largo de seis meses y consiguió un encuentro armónico entre el paisaje –la montaña escarpada y la roca– por un lado, y la simplicidad del gran paño de hormigón construido, por el otro, en una fusión equilibrada entre naturaleza y la técnica. En alusión simbólica al componente humano creó un grupo escultórico realizado con materiales de desecho de la obra.
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