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La factura de la luz

07/06/2021
 Actualizado a 07/06/2021
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Mientras están intentando saquearle de diferentes maneras, porque de una forma u otra le van a asaltar para mantener a una panda cada vez más grande de vividores que lo hacen a costa de los demás y para dar pagas a holgazanes de todo tipo, a todos los que sin esfuerzo alguno tienen su recompensa económica a final de mes, la ministra de Cabra y una de las más prepotentes de la cuadrilla, cree que no ha de preocuparnos que en muchas casas tengan que poner la lavadora, el lavavajillas o la plancha de madrugada para ahorrar en la factura de la luz.

Para mucha gente la factura eléctrica no supone ninguna dificultad ni a estos precios ni a los de antes ni si se llegan a duplicar. Y no se tome a risa esto que le digo como exagerando, porque si estos siguen ahí mucho tiempo verá cosas peores. Pero para otra mucha gente encender la luz, la cocina, la estufa o la televisión cada día sí que es un verdadero problema. Y remarco esta última frase porque muchos de los problemas de esta España nuestra tal vez vengan por enchufar demasiado la televisión.

Casi al mismo tiempo que le están machacando cada día con llamadas telefónicas y se encuentra decenas de comerciales a pie de calle para que se cambie de compañía eléctrica, sube el precio de la luz. Y le dicen que no se puede bajar el IVA ni eliminar los impuestos a algo que hoy en día es tan básico como el agua corriente. Y por si fuera poco intentan convencerle de que los macroparques solares y eólicos que se planean en nuestros pueblos son la mejor solución. Pero no intente usted poner una finca de placas porque no le van a salir las cuentas.

Mire, a estas alturas del cuento ya debería saber que todo lo que le prometieron era mentira. Que dicen una cosa y hacen la contraria. Que de una manera o de otra usted va a perder poder adquisitivo y que la desconfianza cada vez va a ser mayor. En un país donde tantos y tantos que dejan de valer para un cargo terminan colocados en una compañía eléctrica y donde el que no tiene otro trabajo se pone a vender contratos de luz por las casas –o de gas y teléfono–, no sé por qué sorprende que el recibo lo paguemos entre todos.
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