10/02/2021
 Actualizado a 10/02/2021
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Suena demoledor: la cuarta ola. Ya se empieza a oír, y eso que no hemos salido de la tercera, que está dejando unos números horrorosos. Pero lo más trágico son los nombres que hay detrás de esas cifras, con récord de fallecidos, enfermos en la UCI, positivos e incluso participantes en los grandes cribados que se están realizando, como el de estos días en la capital leonesa.

Los últimos datos conocidos invitan de nuevo a la esperanza, aunque ya llevamos casi un año así, debatiéndonos entre la alegría por ver doblegarse la curva y la tristeza más absoluta cuando los casos se disparan mientras sigue habiendo fallecidos. Profesionales sanitarios, tanto del Hospital como de Primaria, están exhaustos. Y aún queda mucho para poder decir que esto se ha acabado, por lo que aún nos tocará sufrir las consecuencias de una pandemia que parece no tener fin, que además está causando una crisis económica brutal.

No se nos debe olvidar por tanto todo lo acontecido hasta el momento. Porque quisimos salvar la Semana Santa del año pasado, el verano y la Navidad. Y ya estamos otra vez a las puertas de esa fiesta que durante años se ha considerado como la gran apuesta por el turismo en León y provincia. Este año no habrá procesiones, y todo apunta a que muchas de las restricciones actuales seguirán estando activas, con lo que será más difícil aún hacer vida social, con el objetivo de que no haya contactos y se transmita más el virus.

Por eso es tan importante no olvidarnos de lo hecho y sufrido hasta el momento. Porque si la Semana Santa se convierte en un nuevo relajamiento de normas y reuniones, como ya pasó en Navidad, ya sea en bares o en casas, nos veremos en otra ola de casos que terminará de poner la puntilla a la siempre frágil economía leonesa, y a la española por extensión. ¿Lo tendremos en cuenta?
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