La cobaya salió rana

08/09/2021
 Actualizado a 08/09/2021
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¡Menudo berenjenal! He seguido con atención el lío que se ha montado estos días en la Junta de Castilla y León con la reforma sanitaria. Lo llamaron el Plan Aliste y empezaron antes de la pandemia a probar con las cobayas zamoranas y aprovecharon el bicho para hacer, callar y meternos a todos en el laboratorio. Pero a estos de Ciudadanos la cobaya les salió rana y una de las carteras que les fió el PP para gobernar al alimón venía llena de humo. Mira que me lo decía siempre el mi Francisco, que las medias solo para las piernas y aún así se rompen...

La reforma sanitaria, esa que nadie nos ha explicado con detenimiento en qué consiste, ha sido utilizada por la oposición en las Cortes para arrear a un presidente que ha gobernado a la sombra de un vicepresidente sabiondo y desvergonzado que ha escupido mil veces que no iban a cerrar ningún consultorio médico. Mientras se tiraban los trastos a la cabeza, en mi pueblo llevamos meses sin ver al médico. Efectivamente no van a cerrarlos porque a muchos ya los han trincado. Y en algunos lo han hecho después del esfuerzo de ayuntamientos y juntas vecinales que tienen cuatro duros y cinco los han gastado en dignificar estos espacios de atención médica. Ahora con suerte solo nos quedan dos opciones: que nos pasen consulta por teléfono o desplazarnos a otro municipio para que nos atiendan. Unos lumbreras de la gestión teniendo en cuenta que los vecinos de las zonas rurales somos una mayoría envejecida. Eso sí, después hablan de despoblación. Muy coherente todo.

El PSOE se ha opuesto a la reforma, esa que viste de fantasma y que ni unos ni otros han tenido la decencia de explicarnos, y el PP también. Han dejando a Ciudadanos bailando solo con unas medidas que vaya usted a saber cuáles son. Pero aquí nadie ha propuesto alternativas reales para que en un servicio básico como el que es la sanidad no tenga primera y segunda división según cuál sea el lugar de residencia del contribuyente. Porque a mi nadie me perdonó ni un mes el pago de los sellos a la Seguridad Social. Y ahora, ya vieja y llena de remiendos, lo único que sé es que no tengo un médico al que acudir. Menos circos, señorías, y más soluciones.
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