21/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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El verano asoma por el Norte, anunciando su nacimiento a eso de la media tarde. Dicen que viene de nalgas. Las charangas avisan del inicio de las fiestas, los niños guardan los estuches, los patios quedan en silencio y los ciudadanos, en su rutina, madrugan, trabajan y pagan sueldos desahogados al único gremio que, entre precampaña, campaña, elecciones y juegos postelectorales, sigue sin hacer nada. Y como suele ocurrir cuando unos avanzan y otros no se mueven, se produce el atropello y se nos mezcla el vergonzoso baile de votos en los juzgados con los bailes regionales en la Plaza de las Cortes, sin importar que la constitución del Ayuntamiento de León esté pospuesta para julio, que las prisas no son buenas para nada. Y mientras la vida fluye a pesar del desgobierno, o quizá gracias a él, tras los visillos institucionales la fiesta continúa y las corbatas ociosas se entretienen con sus juegos, mientras se reparten la tarta sin pudor alguno, peleándose por el trozo más grande.

Como en todo patio que se precie, proliferan los corrillos, traiciones y amistades a conveniencia. Comparten bocadillo mientras se intercambian los votos que les dimos, como si de cromos repes se tratara. Se oyen risitas nerviosas de los párvulos, corriendo alrededor de un círculo de sillas, al son que les toquen, para después lanzarse como locos, no vayan a quedarse sin asiento. Los de primero prefieren la Sillita de la Reina, formada por los brazos de sus ‘súbditos’, sin tener en cuenta que los dejarán caer cuando les plazca. Mientras unos juegan a Piratas del Tesoro, repartiéndose el botín sin taparse ningún ojo, otros compran e intercambian ciudades y comunidades en interminables partidas al Monopoly. Los más estrategas le dan al ajedrez, moviendo peones y alfiles a su antojo, que todo vale para salvar al rey. Los de cuarto, juegan a soldados, mapa en mano, colocando banderitas sobre los territorios a conquistar, emulando las antiguas películas de guerra, y los delegados de clase, como expertos tahúres, reunidos en las penumbras de garitos, juegan dinero ajeno y pegan órdago a grande con dos reyes en la manga. Alguien debería avisar a esta troupe que recojan los juguetes y se quiten las corbatas, que el solsticio y la calor llegaron y como no espabilen, se les echa julio encima, se llevarán un susto al encontrar la extra ingresada y van a andar pillados para marchar de vacaciones.

Ya suenan las comparsas… nos creen entretenidos con las Nancys Rubias… nosotros dejamos que lo crean…
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