Irreductible superviviente

No deja indiferente a nadie. Su llegada siempre va acompañada de una historia, se quedó sin gasolina en la moto, se equivocó de pueblo... Es El Tigre, Pedro José Acosta, de Santo Domingo y leonés desde el año 2000. "Mi mamá ya había venido antes y me llamó y como soy hijo único... no le iba a decir que no".

No es menos cierto que con 44 años ha puesto mirando al cielo a chavales que podían ser sus hijos LLegó un superviviente, un tipo singular, hay que reconocer que algo fanfarrón lo que le ha acarreado algunos disgustos, sobre todo luchando, convertidos en costaladas que podían haber sido más suave. Pero no cambia, es irreductible, y es capaz de decirle "a la próxima te espero" a quien sabe que le puede volver a poner las costillas al biés. Pero no es menos cierto que en épocas de vacas flacas en la categoría de pesados muchos aficionados estaban esperando "a ver qué hace El Tigre", para bien o para mal. Y no es menos cierto que con 44 años ha puesto mirando al cielo a chavales que podían ser sus hijos. O que ha luchado pocos días después de ser operado de un hombro.

Va y viene. Puede aparecer en las gradas del Palacio de los Deportes con un bombo porque juega en el equipo leonés un paisano suyo, dominicano, ya sea Paterson o Manny Quezada. Va con su bicicleta —que no gasta gasolina— a trabajar en las piscinas o, este año, ha estado en las brigadas de extinción de incendios. Mal año pero "El Tigre puede con lo que sea". Estuvo en los largos y duros días de Cabrera y, por una vez, parece ponerse serio: "¡Qué pasada! Nos volaban bolas de fuego por encima de tu cabeza... Lo que más me impresionó era cuando iban a desalojar los pueblos y los abuelos no querían abandonar sus casas, preferían arriesgarse... ¿Tú dices que yo soy necio? Tenías que haberlos visto".

Es El Tigre, una historia ambulante que salta de tema en tema. "¿Tú te acuerdas cuando luché con El Chiquito, que pesaba 170 kilos y no lo abarcaba? ¿Cómo que no?".
Él, como siempre, a lo suyo.