Inventos que nadie mejora

13/12/2019
 Actualizado a 13/12/2019
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Hay veces que, por más vueltas que des, tienes que reconocer que la pólvora ya estaba inventada y que cuando el paisano se refugia en viejas comodidades... por algo será.

Por más diseñadores que por el mundo caminen, más colores que le pongan, más fórmulas de apertura fácil que se inventen... encontrarás que como el viejo paraguas negro que siempre se llamó de pastor, de doble varilla y grande como para una familia entera, no encontrarás nada mejor. A la vez que entenderás la imagen que tantas veces se te apareció por las carreteras en un día lluvioso. Tu le das velocidad al limpiaparabrisas del coche y en un campo cercano el pastor lee una novela techado bajo su paraguas, el perro pegado a sus botas esperando alguna orden para poner orden en el rebaño. Como si nada pasara.

Aparecerá el goretex y mil historias más, pero cuando necesitas aislar los pies, protegerlos del agua... la bota de goma, grande, la que dejas a la puerta de la cuadra o de la nave y cuando llegas dejas allí las zapatillas y te las calzas, al acabar desandas el camino y la felpa te devolverá el calor.

Y al traje universal de trabajo siempre se le llamó mono por más que técnicamente le llamen funda. Trabajas sin cuidados mayores, al finalizar te lo quitas y aparecen debajo los pantalones de tergal y el jersey de lana, sin mancha ni cartón. La vida sigue y el mono queda en la percha.

Y es que cuando lo mejor ya está inventado... pues está inventado.
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