Ilustrar también desde El Bierzo

Sara Moro compagina su actividad laboral con su trabajo artístico, una ventaja que permite hoy en día Internet, pues "donde estés situado en el mapa no importa"

Mercedes G. Rojo
09/06/2020
 Actualizado a 09/06/2020
La ilustradora Sara Moro Mauriz y dos de sus creaciones.
La ilustradora Sara Moro Mauriz y dos de sus creaciones.
"Lo bueno del arte es que te permite explorarlo de la manera que lo desees sin ataduras ni restricciones y por eso vemos obras tan variopintas de ambos sexos". (Sara Moro, ilustradora)

Sara Moro Mauriz, nacida en la pasada década de los ochenta en Ponferrada, es una joven artista berciana que discurre por los caminos de la ilustración y el diseño gráfico. En la actualidad compagina este trabajo, su pasión, con la gerencia de una conocida librería en tierras ponferradinas, dos aspectos que aúnan el arte de la escritura y de la ilustración para acercar ambas facetas artísticas al mundo de los lectores. Y es que vivir solo de la ilustración es tarea sumamente complicada en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir donde el arte siempre parece estar en un segundo plano, si no es aún más atrás. Aún así, en León, tenemos la fortuna de encontrar un panorama artístico muy nutrido, en el que podemos toparnos diariamente con personas como Sara Moro que, tras prepararse arduamente con periplos formativos y laborales, algunos de ellos en Londres, lugar donde entró en contacto también con el mundo y la cultura japonesa, deciden volver de nuevo a su tierra desde donde compaginar –en su caso- esa actividad empresarial con su trabajo artístico, una ventaja que sin duda permite hoy en día Internet pues, al menos en este campo en el que ella se mueve, «donde estés situado en el mapa no importa» nos dice Sara, quien aclara que la «mayor parte de empresas te contactaran a través del email y toda relación comercial se mantendrá a través del pc», reconociendo que «casi todos mis clientes me contactan desde fuera de España así que aunque viviese en una ciudad grande no habría gran diferencia». Este último dato viene a poner de manifiesto que nuestros artistas, nuestros profesionales, son a menudo mucho más conocidos en el panorama internacional que en nuestro propio ámbito, quizá porque en un panorama literariamente tan rico como es el leonés, no siempre se tienen en cuenta a nuestros artistas plásticos, a los profesionales de la ilustración en esa otra fase más gráfica del trabajo editorial, que, cuando hablamos por ejemplo de álbumes ilustrados, debería dar al menos la misma categoría y reconocimiento tanto a quien aporta la historia como a quien la plasma gráficamente. Y ello a pesar del esfuerzo que para cambiar las tornas realizan colectivos como PILA, «que intentan aglutinar a artistas de toda la provincia de León» habiendo realizado para ello «diferentes exposiciones y venta de arte en diferentes ciudades de la provincia, además de quedadas, talleres y charlas para el público en general para que conozcan la asociación y cómo un ilustrador/artista puede vivir de su arte». Comenta al respecto que «muchas veces no se valora éste por las horas invertidas en una pieza y la cantidad de conocimientos necesarios para la creación de la obra», criticando –como antes ya han hecho otras compañeras– esas malas costumbres de pedir gratuitamente o a precios irrisorios la realización de un trabajo, o la creación de concursos por parte de muchas empresas «para la ejecución de ilustraciones/diseños para portadas o productos, cosa que en otro sector seria de risa». Y es que nuestra protagonista de hoy considera que en el mundo del arte necesitamos perentoriamente «una mayor educación del público en general ante las obras y su interpretación, aspecto al que sin duda podría contribuir la existencia de un mayor número de exposiciones en espacios públicos de todo tipo de obras (…) que generen un (continuo) dialogo e intercambio de impresiones» entre quienes acudan a visitarlas y quienes las generan, como las que –por ejemplo– anualmente realiza la Asociación de artistas bercianos, en Ponferrada, tanto en el espacio arte del Museo del Ferrocarril, como en la Biblioteca Pública, muestras en las que ella también suele estar presente.

Sara Moro, quien considera que, en su generación, la realidad de la presencia femenina en el campo del arte se está equilibrando, ha trabajado en diferentes empresas de muy distintos ámbitos como diseñadora gráfica, en el mundo del cómic «y ahora estoy practicando el arte del tatuaje, pero mi verdadera pasión es la ilustración que es donde me siento mas cómoda», afirma, ilustraciones que – en algunos casos– destilan esa influencia del preciosismo oriental que sin duda deriva de su particular interés por las culturas del este asiático. Y todo ello, actualmente, desde esas tierras bercianas a las que ha vuelto para continuar en ellas su vida personal y profesional.

Entre sus proyectos pendientes, esos que cualquier artista siente en un momento dado que aún tiene por hacer y que le gustaría llevar a cabo por encima de todo: la realización de un cuaderno de viaje, algo para lo que dice «he estado practicando mis estudios en vivo para prepararme para este proyecto y espero dentro de poco estar lista para hacerlo». Estaremos, pues, pendientes de su trayectoria.
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