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Hoy hace un año

08/03/2021
 Actualizado a 08/03/2021
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A pesar de que todo el tiempo he pensado que el virus este llegó de China –o de donde llegara, porque a saber cuál es el origen– mucho antes de la fecha que se dio como oficial, hace un año estábamos hablando de la fiesta de pañuelos violeta y cartelitos de lo más variopinto. Y doce meses después de la explosión del Covid-19 en España con el 8-M, que pudo ser el epicentro de la bomba, no sé si hemos aprendido mucho.

No voy a echarle la culpa a un espectáculo que es reflejo del sectarismo, el feminismo mal entendido y la insensatez de un Gobierno que genera cuando menos duda pero es muy probable que si se hubieran tomado medidas ocho o diez o quince días antes, cuando teníamos el ejemplo de lo que estaba pasando en otros países, seguramente el balance no hubiera sido tan desastroso.

Digo ‘seguramente’ y que ‘es probable’ sin referirme a un informe científico que esta semana aseguraba que sin concentraciones y adelantando una semana el confinamiento se hubieran producido en España 23.000 muertes menos. Pero había que celebrar la fiesta feminista detrás de la pancarta con abrazos, besos y voces de unas personas bien juntas gritando consignas que mientras a unos les parece el camino a seguir, a otros nos parece sinceramente ridículo.

El 8 de marzo, que ahora es el Día Internacional de la Mujer aunque originalmente fuera el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, remarcando el adjetivo y todo lo que se conmemora esta jornada, es mucho más que el estruendo de unas mujeres donde no falla el grupo de exhibicionistas a las que simplemente llamaría de otra forma aunque no lo hago por ser tan poco decoroso como lo de levantar la camiseta.

Y las que van en rebaño porque las llevan, con la cara pintada de morado, no me recuerdan a la mujer de verdad, la que merece toda la consideración, el respeto y no el reconocimiento un día en el calendario sino todos los días del año… Pero esas anónimas y las que han hecho grande a España no están de moda ni parecen el modelo a seguir. Lamentable, como tantas otras cosas.
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