03/02/2021
 Actualizado a 03/02/2021
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"Y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar". Si al andar se hace camino, y en esto estoy de acuerdo con Machado, obviamente, es porque el camino se repite, se trilla con el hollar de querencias y de olvidos. Echamos la vista atrás, en la Historia y vemos la misma piedra no evitada, el tropiezo del que no aprenderemos.

Cuentan las crónicas –aunque realmente esto nunca sucediera, sin dejar por ello de ser una verdad– que el califa Omar, ante la Biblioteca de Alejandría, formuló este falso dilema: Los libros de la biblioteca de Alejandría contienen las enseñanzas del Corán o no las contienen. Si las contienen, son superfluos y, como tales, deben ser quemados. Si no las contienen son dañinos y, como tales, deben ser quemados. Entonces, encendió el fuego y los libros ardieron.

Demos otro pasito. En el año 1559, vio la luz el primer ‘Index librorum prohibitorum’ en el que la Inquisición incluía todos aquellos libros que consideraba heréticos o peligrosos para las almas. Esta primera edición, además de casi mil nombres y títulos, venía aderezada con una condena de excomunión para todo aquel que osara «escribir, editar, imprimir o mandar imprimir, vender comprar, dar en préstamo, como regalo o con cualquier otro pretexto, recibir, conservar, guardar o mandar guardar recurriendo a cualquier subterfugio, alguno de los libros enumerados en este índice».

Paseemos ahora bajo los tilos de Berlín. La tarde del 10 de mayo de 1933 es primaveral, caprichosa y algunos miran al cielo con temor. Otros se afanan en descargar dos camiones repletos de libros y formar con ellos una monstruosa pira. Algo parecido sucede al mismo tiempo en otras veintidós ciudades alemanas. Goebbels es el encargado del discurso incendiario. Pese a que llueve a cántaros más de 60000 entusiastas se dan cita. La belleza telúrica de las antorchas se demuestra impotente frente a la lluvia. Tienen que ser los bomberos con gasolina quienes prendan la hoguera y todo el mal que contiene.

He elegido estas tres, pero la Historia está repleta de este tipo de obscenidades, en las que en virtud de la idea dominante en el momento se destruye todo aquello que no sea congruente. Esta barbarie tiene un nombre: totalitarismo. Disney acaba de retirar de su catálogo infantil: ‘Dumbo’, ‘Peter Pan’ y ‘Los aristogatos’, por contenido racista. Seguimos haciendo camino.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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