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Hasta las mociones

21/11/2019
 Actualizado a 21/11/2019
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Las mociones son pataletas institucionales, azucarillos para los medios, el instrumento perfecto para la inútil política efectista. Trucos para traer al debate de los ayuntamientos y las diputaciones temas de otras actualidades, trinchera para el combate entre partidos y balas para todas las oposiciones. Triquiñuelas con siglas para que en su nombre los vecinos reprendan a un alcalde, consejero o ministro.

Estos días aletean las mociones sobre los planes de la Junta de Castilla y León para Las Edades del Hombre. Efecto mariposa en todas las corporaciones (a trozos o en pleno) que se sienten ofendidas por la propuesta de los de Igea. Nadie quiere compartir sede en 2021, que si las exposiciones de Las Edades cada vez suponen menos, imaginen si hay que compartir ese pastel caduco. El Ayuntamiento de Burgos aprobó por unanimidad de todos los grupos una moción que exige que la muestra del año del quinto centenario de su Catedral sea solo en su ciudad. Aseguran que estaba acordado y que Cultura les está haciendo como a los funcionarios con la aplicación de las 35 horas. En la Diputación de León habrá también moción de PSOE y UPL. Los leonesistas hicieron lo propio en el consistorio de Sahagún, otra de las tres sedes que quiere ser una, que compartir es de pobres.

Hay muchas mociones. Están las mociones buenistas, redactadas como el preacuerdo de Gobierno entre Sánchez e Iglesias. Hay mociones represivas, meras declaraciones de intenciones, mejor dicho, contra las intenciones de otros. Así fue la marejada para revolcar al alcalde Óscar Puente por pedir más para lo suyo. Y las hay fratricidas, que atacan a otras mociones, como las que intentaron sepultar la propuesta del exvicepresidente De Santiago Juárez para que Valladolid sea capital autonómica. Todas reafirman la utilidad de las cosas inútiles. Nuestro sistema institucional ha degenerado en el enfrentamiento como única estrategia política.
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