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"Haga lo que le dé la gana"

04/05/2020
 Actualizado a 04/05/2020
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Comentaba hace unos días con un amigo la situación en la que nos encontramos después de preguntarle a través de un mensaje que qué tal estaban en su familia y de contestarme que de salud bien, pero del resto al borde de la desesperación. Casi dos meses el negocio cerrado, sus trabajadores en ERTE, una empresa con bastante competencia, un tipo que no puede estar parado un minuto...

En casi una hora de llamada le dimos un repaso al asunto y ejercimos de ministros sin cartera. Hablando de que la gente se estaba tomando a la ligera lo del confinamiento y que para eso muchas de las tiendas podían estar abiertas perfectamente, me decía que una buena receta era aconsejar todo esto que se está aconsejando (distancia social, medidas de higiene o no salir más de lo necesario de casa) pero luego no multar a nadie.

Yo le contradigo y le recuerdo que el español medio entiende mejor cuando le tocan al bolsillo. Pero me dejó sin argumentos cuando me explicó su postura: «sí, obligas a llevar mascarilla, guantes y a no salir si no es necesario, pero pillas a dos tíos en la plaza Mayor sin mascarilla y alternando a cincuenta centímetros, como si no pasara nada, y automáticamente le tomas los datos para comunicar a la Seguridad Social que esos señores no tienen derecho a asistencia médica prioritaria si caen enfermos. Les dices que serán los últimos, si llegan los medios y no hay nadie esperando, y mano de santo. Pero más libertad».

Demoledor argumento que me recordó mucho al de un médico de familia, que me contó que él también era muy afilado en la consulta: «no debe tomar alcohol, el tabaco ni olerlo y las comidas aconsejables son tal, tal y tal, mientras que esto, lo otro y lo de más allá le harán daño y podrán causarle la muerte».

A los que no tenían en cuenta sus consejos, pero con los que era más compasivo, les espetaba: «Si me hace caso, vivirá mejor; si no quiere escucharme, haga lo que quiera, que yo voy a cobrar igual». Pero a otros, según el día y si no era de las primeras veces que tenía que pelear, cerraba el repertorio sentenciando: «Haga lo que le dé la gana, que Fulanito [el dueño de la funeraria de la comarca] está dispuesto a recibirle a cualquier hora».
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