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Haciendo el ‘kawaii’ con Ideguchi

14/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Esta semana la Cultural y Deportiva Leonesa presentaba a Yosuke Ideguchi, un futbolista japonés con etiqueta de estrella que seguro revolucionará la actividad informativa a orillas del Bernesga. Por lo pronto, varios redactores procedentes del Imperio del Sol Naciente se desplazaron el jueves hasta el Reino de León para cubrir la primera rueda de prensa del joven jugador. El chaval tiene todas las papeletas para triunfar en su nuevo equipo, brillar durante el Mundial de Rusia y debutar en la Premier League. Yosuke recala en esta parte del noroeste peninsular porque, al parecer, no pudo tramitar a tiempo un permiso laboral en Gran Bretaña pese al esfuerzo económico del Leeds United, club inglés que se ha gastado casi un millón de euros en contratarle. Hecha esta introducción, merece la pena analizar la oportunidad que se vislumbra si el ex del Gamba Osaka es capaz de entender la dialéctica de Rubén de la Barrera sin lesionarse. Y no me refiero a que La Nueva Crónica lance una edición en escritura kanji para potenciales lectores tokiotas, les estoy hablando de la influencia mediática que puede ejercer este deportista sobre 127 millones de compatriotas. Para que la perla de Fukuoka se enamore de León y, por ejemplo, se lo cuente a los periodistas de ‘Nikkan Sports News’ en horario de máxima audiencia, debemos saber algunas cuestiones básicas de la singularidad japonesa. El viejo código samurai, aunque suene a coña, está muy interiorizado en la forma de ser y actuar. «Son leales, honrados, sinceros y disciplinados», asegura Héctor García, autor de ‘Kirainet.com’, una de las mejores bitácoras en habla hispana y buen conocedor de la cultura nipona. Entre amigos y compañeros practican el ‘honne’ para hablar de sus problemas en busca de ayuda. Con los desconocidos suelen dar rienda suelta al ‘tatemae’, como Mariano Rajoy cuando la pregunta en cuestión le incomoda y aflora su galleguismo. Para relajar la tensión recurren al ‘sumimasen’, que es una manera obsesiva de pedir perdón y tiran del ‘chotto’ para evitar lo desagradable. Otro detalle a tener en cuenta es que en Japón la ambición es vista como una amenaza, de ahí que hagan virtud de la humildad. Poco más puedo añadir de lo mucho que podemos aprender de esta gente. Solo recordar que si alguna cámara de La Liga apunta a las gradas de nuestro estadio, no duden en hacer el símbolo de la victoria con los dos dedos casi pegados a la mejilla, se llama ‘kawaii’ y es la antítesis del modo cazurro. Bienvenido Ideguchi...
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