19/08/2021
 Actualizado a 19/08/2021
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Agosto es cada año una tregua en el tormentoso silencio en el que se desenvuelve la cotidianeidad de la mayoría de los pueblos de este nuestro terruño. Albañiles haciendo reparaciones en las casas, bicicletas tiradas en la calle, rapaces corriendo de un lado a otro, problemas para encontrar una mesa en el bar para tomar un vino o recitar la oda a los farolones en una buena partida de mus, críticas al vecino que deja la manguera puesta para regar el corral mientras los que viven en la parte alta del pueblo se quedan sin agua, conversaciones tan vacuas como añoradas con gente a la que hace un año que no vemos... Agosto es un oasis en el desierto de soledad de un medio rural que ha ganado protagonismo en los discursos al mismo tiempo que sigue estando marginado. Aunque como ocurre en las películas, un oasis puede ser un mero espejismo dibujado en la mente de quienes tienen sed. Quizá sea porque este humilde ‘juntaletras’ se hace mayor y pierde pelo al mismo tiempo que gana perímetro abdominal, pero cada vez le doy menos importancia al bullicio y a la infinidad de persianas que se levantan estos días de agosto mientras me fijo más en las que están bajadas, que suelen ser las de quienes hacían pueblo todo el año y han ido dejando de estar con nosotros para salir al banco a echar una parlada y contarnos la altura a la que llegó la nieve en los tejados durante el ya lejano invierno.

Llenar el pueblo no es hacer pueblo. El concepto cada vez más individualista que hemos ido implantando en esta nuestra sociedad lleva a situaciones tan absurdas como que un veraneante se queje de que un perro ladre, de que un tractor haga ruido o de que una vaca deje la boñiga en plena calle o tan egoístas como que los vecinos de todo el año fumen en pipa porque en verano hay mucha gente en los caminos y los montes cuando andan a hierba o van a ver el ganado.

Podemos estar siempre criticando a las administraciones por abandonar el medio rural. Hacemos bien, porque la realidad es tozuda y solo hay que ver los datos del padrón o los años que llevamos hablando de una conexión a internet de calidad mientras me tengo que subir a un cerro para mandar esta columna, pero no debemos obviar que hacer pueblo y evitar que nuestras comarcas se sigan muriendo es tarea de todos.
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