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‘Haberlos haylos’

15/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Hace unos días me saludaron con un «¡Coño, poeta!» ¿Poeta?, pensé para acto seguido comprobar la cremallera de los vaqueros. Todo correcto. Mi amigo se refería a esto de juntar letras en un periódico, lo que supongo que sea algo así como llamar doctor a alguien que ha hecho un cursillo de tres horas en primeros auxilios. Pero, ¿por qué poeta si nunca he escrito de amores de verano y demás ñoñerías? Bueno, como estos días hasta la actualidad se ha ido de vacaciones en León, hoy no me ha quedado más remedio. Lo siento.

Al menos en suelo leonés, lo más probable es que si el amor tuviera que escoger una fecha preferiría esta noche o la de mañana, con fiestas en once de cada diez pueblos de la provincia, que el frío bajo cero de un 14 de febrero ¿Hay amores de verano en los tiempos del Tinder? «Eu non creo nas meigas, mais haberlas, haylas», que dirían nuestros vecinos gallegos. Y de ‘haberlo haylo’, el amor en los tiempos del Tinder seguro que en verano sigue sabiendo a calimocho con mora, a cono de salchipapas y a canciones de Camela. Y de ‘haberlo haylo’ también es seguro que esta noche actúa en Prioro, en Robles de la Valcueva, en Santa Cristina de Valmadrigal y en Llamas de la Ribera. Mañana por supuesto que le toca pasarse por Boñar, Secos del Porma, Oencia y Renedo de Valderaduey. Aunque sin estar apadrinado por Nuestra Señora o San Roque, fijo que también se está paseando cerca del Castillo de los Templarios, por la Candamia o en la plaza del Grano.

Muchos amores de verano nacen bajo las lágrimas de San Lorenzo y son más fugaces que una de ellas. La mayoría son un ‘calentón’ que no deja rastro a la mañana siguiente y la verdad es que pocos sobreviven al uno de septiembre. Otros quedan en ‘stand by’ hasta el próximo verano y alguno que otro dura para siempre. ‘Haberlos haylos’.

Esta columna que ya termina va dedicada a todos ellos, a los amores de verano que son todo y a los que ya no son nada. A los que siguen siendo y están acabados y, sobre todo, a los que acabados siguen siendo. A los que nacerán esta noche y, cómo no, a los que nacerán en la de mañana.
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