Gurka, hostelero en Fornela: "Para quien vive todo el año del verano lo peor será el próximo invierno"

Pequeños negocios plantean que alguna administración podía enfocar sus ayudas a ayudarles con las las medidas de protección: mamparas, desinfecciones o dispensadores de geles

D.M.
14/05/2020
 Actualizado a 14/05/2020
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 ‘A Corte del Toro’ se prepara para la desescalada sin saber cuando ésta llegará. Es el único negocio del pueblo de Guímara, en el municipio berciano de Peranzanes, uno de los pocos del Valle de Fornela, de los territorios de montaña más despoblado de la comarca durante el invierno, que cada verano se convierte, no obstante, en un hervidero de lugareños emigrados y visitantes.Su propietario, Gurka, un argentino que lleva nueve años al frente del bar-restaurante, especialistas en parrilla argentina en mitad del monte berciano, no tiene claro si este verano, la crisis del coronavirus permita que sea un verano normal en Guímara.

Prácticamente aquí todos los vecinos son de riesgos, mayores, mineros con silicosis... Cerró el negocio el día antes de que se decretara el estado de alarma a mediados de mayo. «Tenía para ese fin de semana todas las mesas llenas para comidas y cenas». En Madrid ya se habían cerrado las escuelas unos días antes y, pese a las advertencias de las instituciones de no desplazarse, el valle de Fornela se llenó de madrileños en esos primeros días. «Tuve que llamar uno por uno para decir que no podíamos atenderles, que cerrábamos, algunos nos dijeron si estábamos locos, que aquello era una gripe». Pero ‘A Corte del Toro’ cerró. «En Guímara prácticamente todos los vecinos son población de riesgo, quitando mi familia y algunos pocos jóvenes más, todos son personas mayores y muchos de ellos mineros con silicosis, con los pulmones muy castigados, si se mete el virus, aquí no queda nadie».

Unas 30 personas viven en Guímara habitualmente. Ahora son cerca de 40 porque varias familias se asentaron en sus casa del pueblo cuando vieron llegar la cuarentena y ahí, rodeados de las montañas que lindan con Asturias, han pasado el confinamiento.Saben que difícilmente se encuentran algún vecino por la calle aunque salgan «pero el comportamiento ha sido ejemplar, y ahora, que se puede salir, si nos encontramos en la plaza la gente se queda a dos o tres metros. Yo lo veía difícil, porque la gente mayor a veces le cuenta entender estas cosas y son más cercanos, pero aquí todo el mundo está siendo ejemplar».

Su hija Martina es la única niña pequeña en todos los pueblos desde Guímara a Fabero, a casi 30 kilómetros «eso de no ver a nadie en el pueblo le resultaba muy, muy raro».

En estos días está preparando el local para reabrir cuando se pueda, «con los geles hidroalcohólicos a la entrada, separando las mesas, han venido a desinfectar y vamos a poner mamparas, por lo menos para que los clientes se sientan medianamente seguros, pero nadie sabe lo que hacer, nadie tiene claro cómo va a ser esto» De hecho, explica que cuando pueda abrir«sería para dar un servicio al pueblo, porque si no tengo al menos diez comidas diarias, no va a ser rentable, sólo abrir, la luz del local… ya me cuesta dinero».Todo son dudas, «porque además si abrimos, claro, retiran las ayudas, estamos en una nebulosa, por un lado están las ganas de abrir y por otro la conciencia de saber si estarás haciendo todo correctamente…».

Para Gurka, sería importante que alguna de las ayudas de alguna de las administraciones estuvieran dedicadas a financiar parte de las medidas de seguridad. «Las mamparas, los dispensadores de geles, las desinfecciones, todo eso son inversiones que tenemos que hacer de forma obligatoria para protegernos y proteger a nuestros clientes, por eso estaría bien que las ayudas pudieran venir por ahí, y una ayuda para arrancar hasta que todo se normalice como están proponiendo en otros países, en Alemania, en Holanda, en Reino Unido, que se plantea bajar el IVA de la luz a los negocios que vuelven a empezar o cosas similares…».

Este es el momento de tomar conciencia sobre la importancia de la sanidad y la educación Pero lo que sí tiene claro Gurka es que aunque el virus pase, para los negocios como el suyo, un trabajo de hormiga de trabajar en verano para reservar para el invierno,«lo peor está por llegar. Nosotros vivimos del repunte de la Semana Santa, que ya lo perdimos, y del verano. Es ahí donde ganamos para pasar el invierno, y si no podemos reservar ahí, el invierno que viene será imposible». Aún así, con todos los problemas de un negocio rural de estas características, «tenemos que ser positivos, tirar para adelante y dejar de criticar. Porque criticar es muy fácil, lo difícil es proponer. Yo estoy muy agradecido de la ayuda del Gobierno a los autónomos, porque mucha gente se veía con el agua al cuello». Y deja una reflexión: «Este es el momento de tomar conciencia sobre la importancia de la sanidad y la educación».

Desde Guímara, no deja de echar un vistazo a su Argentina natal, donde las televisiones, explica «no dejan de poner a España como un ejemplo de lo que no hay que hacer, porque sólo les muestran lo peor de lo que está pasando. Los amigos me llaman y yo les explico que no es igual en todos los territorios. Y aunque para muchas cosas Argentina es un quilombo, yo me siento orgulloso de que allí se hayan tomado las medidas pronto y estén conteniendo mejor la pandemia».

En Guímara no ha habido casos de personas enfermas residentes en el pueblo, pero sí han tenido que ver un entierro. Un hombre del pueblo, que aunque residente en Ponferrada, falleció contagiado por coronavirus y fue enterrado en Guímara. «Fue tan duro ver cómo sólo tres familaires pudieron acompañarle; yo les saludé desde el coche y luego envié un mensaje a su hijo: ‘Me hubiera gusta do darte un abrazo’. Me rompí cuando me respondió ‘No te imaginas lo que lo hubiera necesitado’».Es la parte más dura de esta crisis, dice. Quien se va y ya no vuelve, «porque los que nos quedamos, tiraremos para adelante, yo tiraré como estoy acostumbrado a hacerlo».

Ahora toca esperar a ver su Guímara está dentro de esos territorios que pueden pasar a la fase 1. Se encuentra dentro del área de Salud de Fabero, donde los casos sospechosos detectados en el centro de salud han sido pocos en las dos últimas semanas, pero sí ha habido algunos. Actualmente a fecha de este miércoles 13 de mayo, se mantienen 43 casos activos, según los registros,muchos de ellos fueron diagnosticados en la residencia San Nicolás de Fabero y están aislados. Está por ver si los datos y la situación del territorio permite abrir la terraza del bar de Guímara la próxima semana o no, pero mientras, ‘A Corte’ sigue preparándose para el día de la vuelta.
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