Ganar siempre, creer poco

15/03/2019
 Actualizado a 16/09/2019
Guardar
Siempre he creído que la mejor manera de disfrutar de la vida es teniendo las mínimas expectativas sobre ella. Muchos dirán que es una perspectiva muy triste de afrontarla, yo lo veo como un ‘win-win’ de manual. Siempre ganar. Si las cosas van mal, nada podrá decepcionarte. Si van bien, el goce se multiplica.

Generarse demasiadas expectativas sobre algo suele ser sinónimo de decepción y es por eso que, por ejemplo, un concierto de Muse en mi adolescencia para el que estuve esperando en la puerta en torno a 12 horas me pareció una soberana ridiculez y una orquestina curiosa en un pueblo de Galicia al que llegué sin ganas y de resaca me ofreció una de las mejores selecciones musicales que jamás había podido imaginar.

Es por eso que es entendible los disgustos que se han llevado la última semana la gente del Atleti, del Madrid, de Silvia Clemente... Ganar en la ida y que te remonten en la vuelta es una sensación muy dura a no ser que pienses que eso va a ocurrir, lo que te lleve aún más a disfrutar, por ejemplo, el ascenso de la Cultural.

El caso es que me apetecía dejar esta reflexión por si a alguien le pudiera servir de ayuda antes del calendario electoral que se viene, más intenso que una noche de viernes en el Copos.

Cuantas menos expectactivas, mejor, que son muchas las bocas que quieren chupar de la teta pública y la vacallega hasta donde llega. Luego vendrán los lloros.

PD: Miren la maravillosa foto de portada de hoy del tío Mauri y díganme si no apetece abrir el Photoshop y poner a la pareja de oro en un parque mirando obras, en un banco junto a Forrest Gump o en la propia Espicha de Industriales, que el hecho de que coincida con tan acto magno para celebrar el cuarenta aniversario de la Universidad, casualidad no puede ser.
Lo más leído