Gabito, sostrón, y matabuey

12/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Sacamos y lucimos con frecuencia las vacas, los carros, los yugos, las faenas del campo... Sacamos a pasear la nostalgia, nos apuntamos por unos momentos a esa repetida frase de que «cualquier tiempo pasado fue mejor», a sabiendas de que no es verdad, que cualquier tiempo pasado solo fue anterior y por nada del mundo volveríamos a uncir la pareja, segar la hierba a guadaña, acarrearla en el carro, meterla en el pajar, mesarla a gabito... seguramente sí buscar los adolescentes algún beso furtivo escondidos en mitad del polvo que levanta la hierba recién recogida.

Pero en el repaso sí hay otras nostalgias muy evidentes... las palabras. Mesar, gabito...

¿Cómo olvidar que sólo en el carro viven y viajan palabras tan bellas y sugerentes como el alce donde va la vara, el tentemozo que evita que vuelque hacia atrás, el estrinque para los animales, el cavijo que atraviesa la viga, el lateral al que dicen ladral, el gato que permite engrasar con tocino viejo, los temidos pinchos del matabueyes para que no se apoyen en la vara, el sostrón, el tablerillo, la talanquera, la zapata que es freno más seguro que si fuera hidráulico... y mil más hijas de la lógica como que le llaman chillón si mete micho ruido?

Suma las del yugo y su cornal, los salientes que llaman camueso, el barzón en Upara meter el timón del arado, el sobeo...

Súmalos y verás que ahí la nostalgia sí tiene acomodo.
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