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Fuera del tiesto

07/11/2021
 Actualizado a 07/11/2021
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Lo del Partido Popular es para nota. Para nota baja, naturalmente. Incluso, rayana en la idiocia. Que tengan un activo indiscutible y en crescendo como es en sí misma Isabel Díaz Ayuso, quien en las recientes elecciones de la Comunidad de Madrid puso de rodillas a toda la izquierda –al PSOE lo avergonzó y a los de Unidas Podemos los dejó para el arrastre, incluido Pablo Iglesias– y seis meses después intenten hacerle fosfatina, es como pegarse un tiro en las pelotas. Un sinsentido. Y es que, dados los resultados que obtuvo en las urnas, donde arrasó sin paliativos, resulta legítimo y hasta lógico que Ayuso quiera presidir el PP madrileño. Lo grave es que Génova, con Teodoro García a la cabeza y el beneplácito de Casado y demás adláteres, pretendan decapitarla en la misma Puerta del Sol. Un desacierto de impensables consecuencias y un infantilismo indigerible. Otra majadería a mayores de los de la gaviota. De las muchas.

Y cuando ocurren cosas así en este PP desnortado –en ocasiones de pan y sardina– se revuelve la memoria, se encabrita el ánimo y se rebobinan las barbaridades que se aderezan o se consienten desde Madrid. Que viene a ser lo mismo. Y salvando las distancias, como es natural, la misma cabildada –la de desintegrar a alguien con una proyección más que notoria– ocurrió en la capital leonesa, allá por febrero de 2015. Hay antecedentes. Y bochornos no resueltos.

Al exalcalde Emilio Gutiérrez, un hombre serio, pausado y prudente –como se le calificó en cualquier ámbito, menos en uno y difamador–, le quitaban del cartel electoral para las municipales de mayo siguiente. ¿Razones? Ninguna. ¿Quizá que se mantenía inasequible a presiones bastardas? Eso sí. Y se ‘inventaron’ encuestas, a sabiendas de que no se correspondían con la realidad. Gutiérrez había conseguido quince actas en las locales de 2011 y se merecía un respeto por parte, sobre todo, del extinto y embaucador Juan Vicente Herrera, algo que nunca se produjo. Esa fue la fotografía. Un sondeo serio e imparcial, sin cocina, le otorgaba a Gutiérrez, a principios de 2015, trece concejales y se rozaba el catorce. Pero se lo cargaron con nocturnidad y alevosía. Lo mismo que quieren hacer con Díaz Ayuso en el corto plazo, si la presidenta no se mueve con audacia.

Y es que resulta penoso, cuando menos, que en unos tiempos en los que el viento sopla a favor y las expectativas se agigantan con miras a las generales de 2023, se mee fuera del tiesto y, cagada incluida, salpique. Lo mismo que ocurrió con Cayetana Álvarez de Toledo. Es a lo que se dedica el Partido Popular para sonrojo de cientos de afiliados y miles de simpatizantes: a cagarla. En las izquierdas tiran cohetes. Y tocan las palmas.
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