Además, Fernández también hizo referencia al proceso en el que Podemos se encuentra inmerso, señalando que «es el momento de que seamos capaces de repensarnos a nosotros mismos», así como de subsanar y de corregir las deficiencias y los errores en los que hayan podido incurrir en los últimos dos años y medio, que aseguró que han sido «muyintensos». Por ello, puso sus esperanzas en que Vistalegre «sea un punto de inflexión» del que Podemos salga fortalecido para «liderar un bloque histórico popular que sea la alternativa a la gran coalición», aseguró.
Existe un debate abierto, que se está haciendo «largo», y que, en palabras de Fernández, «en ocasiones puede llegar a producir inquietud en las bases» pero que, a la larga, afirmó que será «algo bueno», beneficioso para un partido que demostrará, dijo, que «se amolda permanentemente a la sociedad». Esta forma de llevar la diferencia de posturas dentro de Podemos les separa, además, de lo que está ocurriendo en otros partidos, como es el caso del PSOE. «El debate que se está sustanciando estos días no es interno, mirándonos el ombligo, sino que es un debate que plantea un modelo de país que sea la alternativa a esa triple alianza, a esa gran coalición», apuntó. Por su parte, en el PSOE valoró que lo que se está produciendo es «un reparto de poder interno, una pelea constante de familias, de baronías».
En el caso de que el documento de Pablo Fernández no consiga ‘contentar’ a todos y se planteen diferentes alternativas, Pablo Fernández fue claro y señaló que no supondría «un drama o un problema» porque al final lo que ocurriría sería que decidirían los inscritos. «El poder de decisión lo tiene la militancia, la gente, y estamos muy orgullosos de que así sea», remarcó. No obstante, recordó que seguirán buscando en los próximos días acercar posturas con aquellos planteamientos con los que pueda haber discrepancia, siempre siendo conscientes de que «esto no es una cuestión de rostros, de nombres, sino de proyectos políticos y, en lo esencial, no debería haber tantas diferencias como para no llegar a un acuerdo».
En esta misma línea, incidió en que Podemos «no puede ser una suerte de tarta en la que se reparta el poder entre las distintas familias, sino que lo tiene que tener la militancia». Por ello, dejó claro que «no va a haber acuerdos por arriba, en los despachos, y, si no se llega al consenso, decidirán las bases».