Feliz Navidad (de verdad)

24/12/2019
 Actualizado a 24/12/2019
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Los camaleones andan sueltos. Les han abierto la puerta cuando los grandes almacenes inauguran el alumbrado, cuando los oscuros ayuntamientos gastan su dinero en luz, cuando las tiendas de los chinos han inundado las fachadas de rojos barrigudos que ascienden las paredes por unas escaleras que cuelgan de la ventana, cuando los pinos se juegan la vida ante la codicia de los tópicos...

Los camaleones andan sueltos.

¿Los grandes almacenes quieren sumarse a las fiestas o ya están celebrando que la fiesta lo es fundamentalmente para su caja?, ¿los ayuntamientos se suman a las noches de luz por miedo a no sumarse?, ¿siempre hay un chino para un descosido?, ¿prefieren los pinos morir pasto de la motosierra que del fuego?

Y los camaleones te besan camino de la marisquería, te saludan a la puerta de la planta de regalos, te abrazan con brillantina.

Pero nunca falta uno, al menos uno, que cree en la Navidad, y frente a las luces falsas, los abrazos poco sinceros, los papá nöel de pacotilla y espumillón viste su modesta casa con la luz y el color que sólo le puede dar quien cree en estos días y su magia, quien te besa y es verdad, quien te felicita y es sincero, quien mata los camaleones que lleva dentro.

Y viendo su casa no podrás evitar decirlo: «Feliz Navidad». De verdad.
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