05/01/2019
 Actualizado a 09/09/2019
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Separar los pies del suelo mientras la felicidad no se declare en overbooking no resulta conveniente, no vaya a soplar un ventarrón del noroeste que nos aleje de la tierra prometida, la única capaz de acogernos con generosidad.

¿Qué clase de huracán estará afectando al presidente del Gobierno para desplazarse en Falcon como quien coge un tranvía de última generación? (Si es que existen tranvías así, que serían tranvías-deseo, supongo). ¿Hay concierto de ‘The Killers’ en Castellón? El Falcon. ¿Se casa mi cuñado en un pueblo de La Rioja? Helicóptero. ¿Vacaciones en Lanzarote? ¿Y si vamos en Falcon otra vez? Si hay que pagar hoteles para pilotos y tripulaciones, amén del combustible y la apertura excepcional del aeropuerto de turno, pues adelante, que para eso está el secreto de Estado. La seguridad nacional es un asunto reservado. Las cosas están para usarlas. Luego se traduce en una nota de gastos de 283 euros y aquí no ha pasado nada.

Sánchez se está ganando a pulso su pronta retirada, y como siga así, en situación de ‘delirium tremens’, con sus gafas de sol último modelo y su camisa blanca en homenaje a Top Gun, o veraneando en Navidad al estilo Falcon Crest, pero con la viña desmantelada, no creo que tarde demasiado en regresar a la bancada de la oposición o en su defecto, de vuelta a casa. Tal vez su comportamiento actual, tan de progre de postín, tan fuera de lugar, obedezca a esa actitud política y humana de aprovechar hasta el último minuto a bordo del yate de lujo. Un carpe diem apoteósico, total para lo que nos queda… Ningún presidente de la democracia había devanado hasta ahora semejante madeja de lujo y ostentación. Si además ese presidente representa a la izquierda, más incoherente y vergonzoso me parece. Me provoca la misma sensación de rechazo que padezco al contemplar con estupor el hipócrita boato de la Iglesia. Predicar con el ejemplo ya no está de moda. (¿Alguna vez lo estuvo?)

Las malas lenguas ya hablan de los Kennedy de la Guindalera, de cómo se montan sus fiestecitas privadas, de las malas condiciones de trabajo que afectan a los guardias civiles que velan por su seguridad. Entre el derroche a deshora y las concesiones al independentismo, los candidatos del PSOE a las autonómicas están que trinan. ¿Y es este el mismo Pedro Sánchez que defiende el ecologismo frente a la contaminación? ¿De verdad es el mismo que piensa en retirar el parque móvil diésel? ¿Se ha puesto a pensar el presidente en lo que contamina cada uno de sus vuelos? Si al menos lo pagara de su bolsillo…
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