Extraño domingo

Por Apolinar Suárez

Apolinar Suárez
11/11/2019
 Actualizado a 11/11/2019
Llegó la lluvia, tan esperada como necesaria. Se despertó el domingo con un cielo encapotado que presagiaba que al final llovería. El triunfo de la borrasca sobre el anticiclón. No sería una Dana ni un ciclón, afortunadamente, sino las lógicas lluvias de otoño que hubiésemos agradecido unas semanas antes, para que crecieran las castañas y para que las uvas se llenasen de mosto. Eran unos ligeros chaparrones que incomodaban a los madrugadores, que no arredraban a los valientes ciclistas. Tampoco los fieles que salían de misa con sus camisas bien planchadas y sus americanas y gabardinas oliendo a armario, se dejaban intimidar, aunque eso sí, bajo paraguas recién abierto después de tanto tiempo.

Yallí estaban también ellos. Una pandilla de gente heterogénea que, ajenos a la insistencia de la lluvia y a las miradas sorprendidas de los viandantes, seguían con su tarea por los jardines y paseos de Ponferrada.

No estaban recogiendo castañas o nueces, tampoco buscaban setas. En realidad estaban recogiendo basura, todo eso que impunemente «se nos cae de las manos» al resto de incívicos ciudadanos. Sobre todo plásticos, colillas, botellas etc.

Su principal enemigo, y el nuestro, aunque no nos demos cuenta, es el plástico pero ellos lo saben y nosotros no. Plásticos de botellas, de envases, de bolsas, de envoltorios resistentes a la degradación. Flotan engreídos por las orillas del Sil desafiando a la corriente del río y a los servicios municipales de limpieza. Cada miércoles y sábado, después del mercado, se enfrentan a cientos de bolsas que quedan maliciosamente olvidadas fuera de los contenedores, ligeramente amontonadas en cualquier esquina o en el peor de los casos, venteadas por la desidia de los vendedores, por la dejadez de los responsables del ayuntamiento,que no vigilan con la suficiente vehemencia el cumplimiento de las ordenanzas municipales.

Este tsunami aparece después de cada día de fiesta o mercado dejando un paisaje que algún experto en modernismos llamó «basuraleza». Los vi desde mi ventana recogiendo minuciosamente de entre las hierbas del abandonado jardín hasta los más minúsculos pedacitos de enemigo.

Empapados, concienciados. No estaban exhibiéndose, preferían pasar desapercibidos. Algún vecino les preguntó entre amable y sorprendido qué hacían. Aprovechando que tenía que comprar pan también me acerqué a ellos, a darles las gracias y a saber quienes eran. Tímidamente me contaron que son un grupo que se llama Proyecto Orbanajoy que se reúnen de vez en cuando para limpiar zonas muy castigadas y de paso despertar alguna conciencia. Su batalla es contra la contaminación en general, los plásticos, las colillas, los metales pesados, los fertilizantes etc. Ojeando su página en facebook, leo: Centro cultural, Organización para la conservación del medio ambiente, Organización sin ánimo de lucro.

Casi a la hora de comer se reunieron debajo de los arcos del puente García Ojeda, posaron cada unosu botín de basura en sacos azules, colocaron sus guantes y chubasqueros en una valla para que escurrieran y comenzaron las primeras risas y los intercambios de anécdotas. Llegó una mamá con sus dos hijos, la niña unos 12 años y el niño 6 o 7. Hablamos del desastre del Mar Menor, de los arrastres de la mineríay pusieron su acento en su próxima tarea, la recogida de colillas. Quieren apoyar la iniciativa de un balear que pretende hacer una montaña con las colillas que se recojan en las playas de Mallorca, la Montaña de la vergüenza.

Hicimos alguna foto, posaron de espaldas a la cámara para seguir con su grado deanonimato. Luego, para el recuerdo, se dieron la vuelta.

Solo pretenden que los demás abramos los ojos y tomemos conciencia de la importancia de cuidar nuestra tierra y nuestro medio ambiente.

Para todos aquellos a los que se nos llena la boca alabando a nuestro Bierzo, pensémoslo antes de llenar la cunetas de envases de bebida, de pañales usados, de restos de reformas domésticas, de electrodomésticos viejos y de todo tipo de basuras.

Enhorabuena y gracias a todos los que formáis el grupo Operación Orbanajo. Un ejemplo a seguir.

Apolinar Suárez es ex-trabajador minero y vecino de Ponferrada
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