16/06/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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El curso escolar va finalizando y un gran número de padres (otros no saben ni la calle), se han roto la cabeza seleccionando los centros donde sus vástagos comenzarán el curso escolar en apenas tres meses.

Soy de los que creen que la vida te ofrece muchas más cosas buenas que las que te quita, y eso que en estos últimos días la vida me ha quitado a una de las mejores personas que jamás he conocido, y que estoy seguro que tendrán que pasar varias generaciones hasta que aparezca alguien igual. Vivir con mi abuelo Armando tan intensamente y que de repente se vaya, es duro y frustrante.

Pero aún con la emoción en todo lo alto, soy perfectamente consciente de la oportunidad que he tenido para aprender de él, hasta el punto de creer que puedo parecerme en algo a lo que él fue, lo cual me hace sentir feliz y confirma que los legados de los seres queridos no se apagan con su partida.

Esta semana, un estudiante de la Comunidad de Madrid, ha puesto en duda todo el sistema educativo. Dos simples frases como: «Menos excelencia y más equidad educativa» o «La calidad educativa no puede reducirse a la excelencia académica» reventaron la entrega de los premios extraordinarios. Nuestra sociedad siempre tan competitiva y socialmente perfecta, vive obsesionada en crear máquinas sin fallos, en fabricar sólo números 1, que únicamente tengan éxito para ganar mucho dinero.

En nuestro sistema educativo es más fácil centrarse sólo en los ‘sapientines’, que dedicar unas horas extra al normalito o al despistado. Todos queremos hijos brillantes, trilingües y que les llamen las empresas del Ibex en el segundo año de carrera, porque eso de que cada uno sea lo que quiera, y que lo importante es que sean felices, sólo se dice, pero obviamente de cara a la galería. Porque como bien dijo el estudiante, la excelencia no son sólo las matrículas de honor, es reconocer que quienes consiguen resultados ventajosos son los que consiguen progresar con dificultades familiares, económicas o porque tienen problemas con el aprendizaje.

Sobre todo este último problema, que se ha pasado por alto muchas veces, porque los políticos no ven tan buena propaganda como lo de andar falto de recursos, ni tener que caminar 4 km por la nieve hasta llegar a la escuela, y sobretodo porque la mayoría de los colegios concertados no están preparados o no quieren estarlo. Colegios que sólo buscan la perfección, el uniforme mejor conjuntado y por supuesto alejar a los niños diferentes del centro, no sea que les retrasen el ritmo de la clase y al final tengan que dedicar tiempo y recursos en sus alumnos. ¿Igualdad de oportunidades? ‘¡Pa habernos matao!’
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