"Esto es para los que estamos hechos a ello, la gente se marchó"

Angelina y Antonino resisten en Casasuertes, son los últimos resistentes, porque es su mundo y ha sido su vida, dura. No les interesa ya si el mundo rural está en el centro del debate

Fulgencio Fernández
14/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Angelina, con su vara, al lado del tractor y la leña para prender la chimenea. | ENRIQUE MARTÍNEZ (REVISTA COMARCAL)
Angelina, con su vara, al lado del tractor y la leña para prender la chimenea. | ENRIQUE MARTÍNEZ (REVISTA COMARCAL)
Cuando llegas en medio de la ventisca del invierno a Casasuertes y abordas a una mujer que sale a coger unos troncos de leña para la chimenea, enfoscado en un gorro, es normal que te mire con recelo. «¿Qué dice?». Y que salga el marido, «¿quiénes son?»...

Pero de ahí a «pasen y tomen un café, con este frío» sólo hay un par de minutos y una conversación de conocidos comunes, del invierno duro en la montaña...

- ¿Ustedes no son los que subió Calleja en el helicóptero para el programa de la tele?
- ¿Conocen a Calleja? Qué rapaz más bueno, el día más feliz de mi vida cuando nos subió al helicóptero... con el tiempo volvió, en coche, y nos quiso llevar a comer, a Riaño quiero acordarme, pero no fuimos, que donde mejor se está es en Casasuertes.

Y es Calleja quien rompe los últimos recelos y da paso a la conversación con quienes son los últimos habitantes de este pueblo del Ayuntamiento de Burón. Y lo son porque quieren, que tienen hijos en León, en Asturias, en Riaño y uno que pasa temporadas con ellos pues sufrió un accidente y... pero ellos se sienten muy cómodos en su pueblo, que ya no es aquel que vieron en su larga vida.

- La gente marchó, claro, ¿qué hacían aquí? Esto es para los de toda la vida, para los que íbamos con el ganado, sabíamos ordeñar y hasta hacer el pan, que se hacía el pan en muchas casas, yo amasé.
- ¿Y es nacida en Casasuertes?
- Aquí nací, aquí viví y, seguramente aquí moriré.
- ¿Era dura la vida?
- Pues para muchos sí, yo me quedé huérfana siendo una niña y era la mayor de cuatro hermanos... así que ya se pueden imaginar.
- ¿Y ahora el invierno no se les hace largo?
- No se nos hace, es muy largo, que cuando caen las nevadas...
- ¿Se quedan encerrados?
- Eso no, yo creo que nunca. Cuando me levanto, prendo la cocina y me estoy preparando el café y ya siento el ruido de las máquinas quitanieves;ya no es como antes, ni mucho menos... ¡uy, lo que caía!
- ¿Nunca tuvo miedo Angelina?
- Miedo, ¿a qué? Muchas veces ando por los prados o por el monte, haciendo cosas, y se nos mete la noche. Vuelvo para casa sin ninguna preocupación, no se escucha ni a los zorros acechando a las gallinas, que esos sí andan atentos a las gallinas, que las tengo que tener en casa pero alguna sí se han llevado.
- ¿Y los lobos?
- Los habrá. Claro que los hay, pero aquí lo que hay una invasión es de jabalís y bastante daño que hacen, que entre lo brutos que son y esas navajas que tienen de dientes, ¿a ver quién les mete mano?

Antonino parece más de escuchar, asiente de vez en cuando, pero parece salir de su silencio, mejor lo sacamos, cuando sacamos a colación los ‘beneficios’ del Parque Regional... «¿Beneficios? Será problemas, que no nos dejan ni mirarlo, hasta por coger flores tengo entendido que se han puesto multas... pregunta por ahí que la mitad de los pueblos se quieren salir. Y los de Valdeón, como los de aquí».

No fue buena idea y volvemos a los tiempos en los que en el pueblo vivían «no sé si llegaría a los cien habitantes pero más de cincuenta seguro, y escuelas y buenos maestros, que nos enseñaban a respetarlos y a respetar».

- ¿Se acuerda de su maestra?
- Maestro, claro que me acuerdo aunque no fui mucho a la escuela. Se llamaba don Joaquín, era buena persona, pero en la guerra había caído para la parte de los rojos y el hombre tuvo problemas.

Antonino ya anda a sus faenas, siguen teniendo algo de ganado, «que algo hay que hacer», hay que picar la leña... «qué hacer nunca falta».

- ¿Matan cerdo?
- ¿Para qué? Si no nos lo deja comer el médico.

Ya ha pasado más de un año desde la visita, para hablar del Parque y esas cosas en principio pero pronto supimos que no era el camino. Todo sigue igual. Ellos ayer habían bajado a León, al pueblo habían llegado algunos de los que van a pasar allí las vacaciones de Semana Santa, en el mes de agosto «se abren prácticamente todas las casas»...

Y en las elecciones se han empeñado en hacerlos protagonistas. Mejor si volviera Calleja. 
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