16/06/2021
 Actualizado a 16/06/2021
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Por propia experiencia y observación, supongo que pocas personas, llegada la noche y repasando el día, no hayamos reconocido y anotado en nuestro debe alguna oportunidad perdida de estar callados o, al menos, de haber hablado o escrito con mayor comedimiento.

Así, supongo también, se ha debido de sentir la exconcejala que conjeturo aún militante del Partido Popular, Inés Prada Fernández, al menos, alguna hora después de la publicación, el pasado día 8, de su ‘Carta abierta a José Luis Rodríguez Zapatero’ en otro diario provincial, pues pienso que –bien en directo o en el predilecto popular diferido– habrá seguido el acto de verdad, memoria y reconocimiento en el Parador de San Marcos, aun harto y largo fuese su sacrificio, a fin de verificar el acierto o yerro de sus, para mí, viscerales palabras y para otros furibundas y nauseabundas contra el expresidente y el acto.

Preguntar a un ciudadano, por más que expresidente del Gobierno de España sea, «¿para qué viene a León?» y, de seguida –saltando por encima de la rebelión, golpe de Estado y guerra civil urdidas y perpetradas por el general superlativo de tan triste memoria– lanzarse a una reivindicación del patrimonio cultural (eclesial incluido) cuando la política cultural del PP en esta comunidad autónoma y, cuando por él fueron gobernados, en la diputación provincial y ayuntamiento recuerda –vasos místicos me perdonen– a la berlanguiana película ‘Los jueves, milagro’, dudo si se debe a una amnesia más o a un viejo estilo.

Desde luego, más virulenta fue la carta que el acto de desagravio que en absoluto avivó «la llama del odio» sino que, a fuer de verdad, llamó nuevamente a la democrática reconciliación nacional.

¿Que el acto fue claramente minoritario? Obvio. Le faltó la generosidad de los bellos actos de desagravio donde nunca sobra nadie y siempre tantos faltan. En fin, cosas de los ‘petits comités’ protocolarios y del sectario ‘cesta y puntos’. O quizás sólo fuese otra muestra de los nuevos estilos.

Claro que para aciagos estilos, modos y maneras, los del capo de las cosas transportadoras, movibles y futuribles ciudades y pueblos del solar patrio, José Luis Ábalos, en ofensivo que no ofendido viaje de mareo de perdiz por estos leones, y de cuyo séquito, a poco que el alcalde de León le recordó lo de que obras son amores, se soltó el nada manso y medrado asesor Koldo García Izaguirre a ladrarle advertencias.

Ay, qué iguales los viejos y nuevos estilos. Y así nos va… y viene.

¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.
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