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Estilo chamizo astur-leonés

13/05/2022
 Actualizado a 13/05/2022
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Acompañas a una amiga que está buscando casa entre León y Asturias. Después de un intenso día de visitas descubres que el «estilo chamizo» está a la orden del día en la montaña astur-leonesa. Tú ves un anuncio de una casa que no tiene mala pinta, aunque las fotos, bueno, regular, pero tienes la esperanza de que el problema sea que el dueño sea mal fotógrafo. Entonces llegas a una braña inmensa de, también, inmensa pendiente. En lo alto hay un chamizo. Te parece que como chamizo está bien, el problema es que lo venden como vivienda. Planta baja de piedra, primer piso de bloques de hormigón. En la de abajo solo hay un ventanuco; en la de arriba, donde dicen tres dormitorios dobles, en realidad quiere decir seis camas en fila separadas por cortinas (tipo Blancanieves y los Siete Enanitos). El baño no se atreven a enseñarlo, está fuera de la casa, es un chamizo-baño. La electricidad funciona por placas solares, pero vaya, hoy la placa no funciona (se ve que la electricidad funciona, «cuando quiere», por placas solares). La siguiente visita es una casa solariega. Tiene escudo y todo. La luz entra por unos tragaluces que se parecen a los de las mazmorras de los castillos medievales. La parcela es una exhibición variada de los distintos estilos chamizo. Hay chamizo bajo, donde está el taller de ebanistería, bajo porque te das un coscorrón con el marco de la puerta cada vez que entras. Hay chamizo-chamizo, bloques descabalados donde se guarda una colección de puertas y tablones de todos los tamaños. También el chamizo-gallinero. Y el chamicín, un invernadero agujereado y de varas torcidas.

Para completar el día, tu amiga te lleva a una casa de los años 80, fea pero sólida, que tiene debajo un lagar con al menos mil botellas de sidra, amén de una bañera que sirve de abrevadero, somieres que sirven como cancelas, aperos de labranza de varias generaciones y goteras por todas partes. Pero lo mejor es la cuadra: una cuadra con finca a 500 metros incluida en el precio. La cuadra es de piedra y las vistas espectaculares, os dicen. Vais ilusionadas a hacer la visita. Lo que no os habían dicho es que la cuadra tiene medio techo de uralita y está llena de… ovejas. ¿La venden con ovejas? Y en el prao se levanta una torreta de alta tensión. Ahora, las vistas de la cordillera, no hay duda son espectaculares. Termináis el día en un bar de carretera. Notas picores por todo el cuerpo. Y entonces lo descubres: ¡una pulga! Seguro que es del gallinero o de la cuadra, dice tu amiga entre risas. Bueno, contestas, ¡el estilo chamizo hay que vivirlo hasta el fondo!
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